No importa si nos gustan o no las motos, ante una Speed Triple 1050 de Triumph es imposible permanecer indiferente y así ha sido desde que fuera lanzada más de dos décadas atrás, en 1994 para ser precisos. La Speed, con sus dos faros, que producen amor y odio por igual, pero que no pueden pasar desapercibidos de ninguna manera y con ese musculoso motor tricilíndrico, cuyo torque y sonido aceleran corazones al mismo ritmo al que suben las rpm y la velocidad cuando se gira su acelerador, ahora llega “recargada” para hacer frente a sus competidoras, en un estilo que ha visto subir las prestaciones a niveles donde la marca británica quiere dejar claro que ahí sigue con su “big-naked” lista para dar la batalla y seguir dando de qué hablar cada que asoma ese par de faros en cualquier esquina.
Los cambios han sido profundos, pero casi imperceptibles a la vista, dado que en su mayoría se ocultan dentro del motor, con 105 componentes que fueron rediseñados para sacar el máximo provecho al tricilíndrico, que ahora presume de entregar 150 caballos a 10.500rpm y un sustancioso torque de 117 newtons a tan solo 7.150rpm, que muy seguramente harán de ella una difícil rival cuando se trate de acelerar a la salida de las curvas.
Embrague anti-rebote asistido, cigüeñal aligerado, cilindros recubiertos de nikasil, culata y caja de cambios nuevas, alternador, motor de arranque y batería más livianos. Son solo algunos de los cambios que permiten mejorar el rendimiento de una moto que ya era de “alto voltaje”; pero además la electrónica se pone a tono con lo que se emplea últimamente en las grandes deportivas, con un sistema de última generación que monitorea frenos, acelerador, tracción y que permite exprimir todo ese poder con la supervisión de ese “ángel” que está siempre ahí, tras bambalinas, para evitar los excesos que un motor y unos frenos tan poderosos no perdonarían.
Las letras S y RS que acompañan esta nueva generación de la Speed Triple, suponen diferencias importantes en el equipamiento, donde la RS se podrá reconocer fácilmente por el ojo conocedor gracias a unas suspensiones que son de lo mejor que ofrece la marca Öhlins, con una horquilla invertida NIX30 y un monoamortiguador TTX36, mientras la S equipa componentes de Showa, que en ambos casos son totalmente ajustables. Un Arrow de aluminio, más liviano estará en la RS, cuyo sonido también se hará notar con toda seguridad, también la RS cuenta con un ABS y un control de tracción mucho más avanzados, que se sirven de una unidad de medición inercial (IMU) desarrollada por Continental, que detecta y transmite en tiempo real datos sobre la posición de la moto en todo momento (inclinación en dos ejes, aceleración y giro) y con ello logra una mayor efectividad de estos sistemas (ABS y TC), tanto en línea recta como en curva.
En el caso de los frenos ambas versiones cuentan con poderosas pinzas de freno monobloque de Brembo, de la serie M4.34, de cuatro pistones, que muerden dos discos frontales de 320mm, mientras que el agarre al asfalto está a cargo de unas Pirelli Diablo Supercorsa, que hablan del carácter deportivo de esta fiera británica.
Otro “detalle” que se suma para marcar diferencia con las predecesoras es un tablero tipo pantalla TFT de 5 pulgadas a todo color, como mandan las últimas tendencias, que ofrecerá una amplia gama de información, que variara dependiendo de la versión y de las opciones que hayamos elegido, como ajustes de motor, de los cuales hay varios como cabe esperar y demás datos que podamos imaginar.
En resumidas cuentas, en Triumph no se han dormido en los laureles con su “macho bike” que ha sido la referencia en un segmento que ha cambiado mucho en los últimos años, con más opciones y mejores prestaciones en el terreno deportivo, donde la inglesa vuelve recargada para marcar su territorio.
Galería Triumph Speed Triple S
Galería Triumph Speed Triple RS
Ya sea en la versión S o la RS de la Speed Triple de Triumph, las miradas están aseguradas.