Cuando una marca presenta uno de sus nuevos modelos al estilo de “tiremos la casa por la ventana” es porque la causante de tal despliegue de medios y maneras, es con toda seguridad una de esas que pasman y dejan boquiabierto por una u otra razón. De manera que algo así era lo que nos veíamos venir con la invitación de KTM Colombia para asistir a la presentación de la moto que es, en este momento, la hija pródiga de Matthighofen, la niña digna de exhibir en cualquier rincón del planeta.
Tratándose de motos y de espacios para disfrutarlas, Ráquira no es precisamente el primer lugar que se te puede venir a la cabeza, y es que esta pequeña población boyacense es ampliamente famosa y reconocida por sus coloridas y encantadoras calles, por sus fantásticas artesanías textiles y, principalmente, alfareras, por los Carrangueros que estuvieron en boga hace unas décadas y que aún hoy siguen amenizando las borracheras de miles en el altiplano cundi boyacense y por ser la puerta de entrada al desierto de la Candelaria, en cuyos límites se encuentra el Monasterio de la Candelaria, insigne establecimiento erigido con las más nobles intenciones por los monjes agustinos allá por 1605 y que hasta hoy conserva el mismo aire reverencial en sus blancas paredes sobriamente decoradas con ventanas rojas, sus techos de tejas de barro cocido y apliques de madera por doquier.
Sin embargo este lugar, otrora dedicado a la oración y contemplación fue el escogido por KTM Colombia para ser sede de la presentación oficial de la 790 Adventure y Adventure R, una moto que de oración tiene cero pero que para contemplar si tiene más que suficiente, aunque como dicen por ahí de eso tan bueno no dan tanto y teniendo en cuenta que íbamos hacia un lugar en el que cualquier mínimo descarriado pensamiento acarreaba una dolorosa penitencia para cuerpo y mente, la mayoría de quienes asistimos debimos pagar penitencia permaneciendo casi seis horas encerrados en una van que nos habría de llevar desde el aeropuerto El Dorado hasta la mentada población, atravesando por supuesto la vorágine del tráfico bogotano que lamentablemente se ha propagado hasta mucho más allá de los confines capitalinos.
El Monasterio de San Agustín ha dejado una de sus áreas, la de la vieja casona con los bellos y cuidados patios interiores rodeados de decenas de puertas, como el área para las mundanas actividades de los turistas, o, como en este caso, para quienes asistimos a algo tan trivial (en términos de méritos celestiales), como la presentación de una motocicleta, aunque de ésta, en principio, no hubo ni señas, un par de 1290 hacían las veces de señuelos en uno de los patios pero las 790 aguardaban por otra parte el inicio oficial de actividades.
Actividades que comprendían entre otras cosas una sesión de técnicas de conducción de la mano de Luciano Benavides, un pibe este, menudo, bien parecido, sin cara de mucha cosa, amable y gentil con quien le busque, pero que una vez con el casco puesto se transforma en uno de esos alienígenas capaz de llegar octavo en el Rally Dakar, o de ir segundo en la general del campeonato mundial de Rally Raid. Pero con la tardanza en el desplazamiento llegó el cambio de planes, por lo que los tips de manejo quedaron para nunca después y la introducción a las motos fue de sopetón, en una colina cercana al monasterio en la que Luciano, sin que hubiese llegado a tener contacto alguno con la moto antes de esta ocasión, demostró lo que es capaz de hacer la 790 Adventure R en manos de alguien que sí sabe manejar, de paso poniendo a más de uno de los asistentes (quien esto escribe incluido) a sacudir la cabeza en evidente gesto de negación entendiendo lo poco que manejamos y lo mucho que aún nos queda por aprender y mejorar para poder sacar realmente las tripas a una de estas máquinas.
Luciano Benavides nos regaló unos minutos para posar con DeMotos.
Ya con la noche completamente instalada y las habitaciones asignadas, se llegó el momento de la presentación oficial, en la que se nos brindó una completa descripción de las capacidades, equipamiento y características de las motos, que a decir verdad no son pocas.
De afuera hacia adentro, el aspecto de la KTM 790 Adventure es un tanto complicado de describir, las opiniones van y vienen sobre el tema, los hay quienes prefieren la versión del guardabarro delantero bajo y quienes preferimos la versión con el pico alto. La farola y el depósito de combustible dividido en dos, le dan una apariencia inusual, medio marciana, medio enduro, medio rally, medio turismo… al punto que es mejor que cada quien saque sus propias conclusiones, una cosa sí te digo, la moto luce mucho mejor en vivo y en directo que en cualquier foto o vídeo.
Uno de los principales argumentos a favor de la 790 es su parte ciclo. Chasis tubular de acero al típico estilo austriaco en el que el motor juega un papel determinante en la estructura y rigidez. Al chasis se ajustan adelante unas barras WP invertidas de 43mm delante para la estándar (no ajustables) y WP Xplor de 48mm para la R completamente ajustables. Atrás la 790 monta un amortiguador también WP ajustable solo en precarga, mientras que la R lleva un WP PDS completamente ajustable. Las suspensiones son sin lugar a dudas uno de los aspectos que más diferencian una versión de la otra, dando a la R un carácter mucho más aventurero, casi de moto de enduro con sus 240mm de recorrido de la rueda en ambos ejes, mayor altura respecto al piso, y por ende mayor capacidad de sortear pasos difíciles, de esos que se encuentra uno cuando sale a explorar los parajes más remotos. Llantas y frenos son los mismos para ambas versiones, rines de 21 y 18 pulgadas enradiados (nada de rines de aspas citadinas por acá), con dos discos delanteros de 320mm de anclaje radial, y un disco de 260mm en el eje posterior, todos asistidos por el Bosch Cornering ABS.
Ambas motos comparten también la planta motriz empleada previamente en la 790 Duke, se trata del LC8c de dos cilindros frontales, 799cc, 95 caballos de fuerza a 8.250 rpm, que se destaca por ser extremadamente compacto, lo que ha permitido a los diseñadores jugar para encontrar un desempeño y ergonomía destacables, aspectos en los que juega un importante papel el depósito de combustible que ha sido separado en dos, variando la ubicación del líquido y permitiendo que la moto sea delgada en su parte frontal a pesar de poder albergar 5.2 galones y que la repartición de pesos se mantenga constante a medida que la gasolina va disminuyendo.
El otro apartado en el que destaca la 790 Adventure es el paquete electrónico que la asiste, con modos de manejo, interconectividad vía pantalla TFT y varias opciones de ajuste que permiten acomodar la moto a tus preferencias de manejo, no importa cuán extremas puedan ser. En la versión estándar se incluyen los modos de Lluvia, Calle y Off Road, la “R” incluye además el modo Rally que se puede instalar en la estándar como accesorio. Adicionalmente el paquete incluye ajustes para el control de tracción (MTC) y el ABS sensibles al ángulo de inclinación, es decir, que varían su injerencia sobre el patinamiento de la rueda posterior de acuerdo, entre muchas otras variables, a la inclinación de la moto.
En el modo de calle tienes la respuesta más directa de los 95 hp con ligeras intervenciones de MTC, en el modo lluvia pierdes capacidad de entrega y una absoluta intervención del ABS y el MTC en fase de inclinación, mientras que en modo Off Road se inhabilita la sensibilidad al ángulo de inclinación para permitir derrapes de potencia y frenado si ajustas el ABS al modo Off Road. Lo interesante está realmente en las opciones que ofrece el modo Rally, que te permite acomodar la moto a tus preferencias, pudiendo jugar con la respuesta del acelerador en tres modos además de ajusta la posibilidad de derrapar a placer con nueve niveles distintos de control (más la opción de apagarlo por completo).
Al amanecer del siguiente día iniciaba el plato fuerte del evento con las sesiones de test drive, cada grupo de pilotos (entre los que se encontraban clientes invitados, distribuidores y medios de prensa), tendría la oportunidad de rodar a los mandos de la versión estándar y aquella con la R al final por distintas rutas cercanas al monasterio, con algo de asfalto y tierra para la primera y solo tierra para la segunda.
Las sensaciones a los mandos de estos dos ejemplares son bastante similares en ciertos aspectos y muy distintas en otros. Cambia por supuesto la posición de conducción, en gran parte por la diferencia del sillín y del manubrio y por la protección aerodinámica, muy limitada en la R y bastante amplia en la versión estándar con una enorme pantalla que se puede variar en inclinación. Por lo demás las dos versiones hacen gala de una conducción entretenida en asfalto y fuera de este y más allá de lo que muchos puedan pensar, el rin de 21 pulgadas adelante se presta para trazar buenas líneas en el paso por curvas, permitiendo el disfrute de los caminos más revirados a buen paso. Para el recuerdo queda el tema del sobrecalentamiento de la entrepierna tan frecuente en las 1190, el motor de dos cilindros en línea ha permitido mejorar considerablemente la disipación del calor y de paso ha mejorado sustancialmente la repartición de pesos consiguiendo una moto extremadamente bien balanceada, sencilla de usar también cuando hay que ir a paso de tortuga.
Para el recuerdo queda también aquello de que las KTM vibran, la 790 no, es suave en su andar, y gracias al completísimo paquete electrónico que la asiste, los 95 caballos de fuerza puede ser tan mansos o tan salvajes como quieras, particularmente en la R con el modo de conducción “Rally”.
¿R o no R? La diferencia más notoria entre ambas motos es el recorrido, rigidez y la ajustabilidad de las suspensiones. Con 40mm de más recorrido en los ejes, barras de mayor diámetro y full posibilidades de ajuste para el tren delantero y trasero de la R, esta versión es una moto de enduro cargada de testosterona, mientras que la versión estándar es más una moto de turismo con una envidiable capacidad de moverse por caminos de tierra sin perder la comodidad de un asiento de doble cuerpo, fácil acceso al piso con los pies, incluso para los más bajos gracias a la opción de un kit especial para reducir la altura de la moto, y con unas suspensiones menos aguerridas pero que cumplen a cabalidad con su propósito de llevarte ajeno a las irregularidades del camino por donde quiera que vayas.
La decisión entre una y otra resulta entonces, muy sencilla a nuestro modo de ver, la R es más “bruscota”, fiel al estilo de la marca es una moto de Off Road convenientemente ajustada para un uso total que incluye, ¿por qué no? un uso diario o con fines puramente de turismo, sin dejar de lado que lo suyo es jugar con tierra, lanzar absurdas cantidades de tierra al aire con su llanta trasera, afrontar los caminos más quebrados e ir a los parajes más remotos. La Adventure a secas es más del día a día, de ir con tu pareja a donde te plazca, de parchar por ahí con la tranquilidad que te da el saber que no importa hacia donde vayas ni de qué colores te las ponga el camino, van a poder llegar tranquilamente a destino. Sin embargo, más allá de todo lo que se diga o se escriba, lo que cuenta en últimas es una sola cosa: ¿cuál te gusta más? Porque en esto de las motos lo que cuenta no es lo que digan los demás sino lo que cada uno de nosotros siente cuando se sube a los mandos y da arranque al motor.
No es osado afirmar que con la 790 Adventure en sus dos variables, KTM tiene en sus manos un producto con el que plantar cara a su competencia y, de hacer las cosas bien, de arrebatarles una buena tajada del mercado, la moto tiene argumentos de sobra para enamorar a mujeres y hombres por igual, está al tope en cuanto a equipamiento electrónico, se deja llevar como quieras por donde quieras y en muy poco tiempo vas a tener la posibilidad de equiparla con cuanto accesorio se te ocurra, original o de un tercero, en pocas palabras, no hay razones válidas para no incluir este modelo como tu próxima opción de compra.
Texto: Daniel Velandia enviado especial DeMotos
Fotos: DV y KTM
Desde este momento sabíamos lo que tenían preparado para nosotros.
Los dos modelos ya están en las vitrinas colombianas con unos precios de $ 49.990.000 para la Adventure y $ 53.990.990 en la versión R.
Gracias a Auteco disfrutamos mucho de las nuevas KTM 790 Adventure, pero para ser sinceros hubiéramos deseado más tiempo sobre ellas.