La vía que nos lleva desde Neiva hacia San Agustín, además de un trazado maravilloso, tiene paisajes que son verdaderas postales.
Rodando por el Huila
En nuestro medio todavía nos cuesta entender los maxiscooters, nos sucede como ocurría con los carros automáticos, solo unos pocos se arriesgaban a disfrutar de sus ventajas.
Y digo disfrutar porque después de probarlos intensamente, como lo hicimos en esta oportunidad con el Maxsym 600i, el “chip” nos cambia por completo y comenzamos a cogerle el gusto a un estilo de moto que tiene demasiado que ofrecer y que es capaz de mucho más de lo que uno imaginaría.
Quienes nos conocen, saben que para nosotros una prueba de verdad tiene que incluir una buena ruta con todo tipo de carreteras y aunque en este caso el protagonista fuera un aparato automático de grandes dimensiones y que aparenta ser bastante delicado por la cantidad de plásticos que lo cubren, eso no fue excusa para dejar de hacer las cosas como nos gusta y por ello preparamos un viaje al sur de nuestro bello país. 1.600km de las mejores carreteras y paisajes, siguiendo el curso del Magdalena, para ir hasta San Agustín en el Huila, no sin antes adentrarnos en el Desierto de la Tatacóa y luego cruzando las altas cumbres del Parque Nacional Puracé, en pleno corazón del Macizo Colombiano, para llegar a Popayán y desde allí enfilar al norte siguiendo el río Cauca.
Cielo hermoso en el Desierto de la Tatacoa
Pasando el Magdalena en canoa y cruzando un puente muy particular.
Hace mucho tiempo que no apuntábamos nuestra rueda delantera hacía el Huila y ya era justo, queríamos salir de dudas con el mayor de los scooters de la marca taiwanesa SYM y al mismo tiempo volver a disfrutar de tan bellos paisajes y carreteras que nos ofrece este departamento. Sin hablar de sus gentes, sus comidas, sus artesanías y atracciones turísticas, comenzando por el tesoro arqueológico que guarda San Agustín y sus alrededores, que atrae a turistas de todos los rincones del planeta. En este pequeño pueblo agrícola y cafetero, habitado en su mayoría por campesinos trabajadores y amables, es posible sentarse en un pequeño restaurante dirigido por un chef europeo y compartir la cena con comensales de los cinco continentes y eso es de todos los días.
Para quienes todavía no conocen mucho acerca de SYM (Sanyang Motors), se trata de una firma con gran experiencia en la industria automotriz, que incluso le ha fabricado motos y carros a Honda por mucho tiempo, que lleva un par de años en nuestro mercado y que cuenta con el portafolio más amplio de scooters en el país, con 9 modelos que van desde los 125cc hasta el imponente Maxsym 600i que fue nuestro compañero de ruta en esta oportunidad, un monocilíndrico de 565cc capaz de entregar un poco más de 40 caballos a 6.500rpm y un sustancioso torque de 43Nm a 5.500rpm. Ese poder es necesario para mover un aparato que es grande y pesado como manda este estilo, marcando en la balanza 234kg en seco. Y es que la comodidad exige ser generoso en dimensiones, solo así se puede ofrecer un par de asientos de “primera clase”, con apoyos lumbares, con espacio de sobra para el pasajero, al que solo le hacen falta unos apoyabrazos para ir en un viaje 5 estrellas. También ese tamaño se requiere para ofrecer una bodega con capacidad para dos cascos integrales, dotada de luz y de brazos neumáticos que levantan el asiento, pero por si esto no fuera suficiente, frente a las piernas del piloto se encuentran tres guanteras bastante prácticas, una de ellas con cerradura y ofreciendo en su interior dos tomas de corriente, una 12v estándar y otra tipo USB.
No es difícil darse cuenta de que se trata de un scooter de lujo, con muy buenos acabados, bastante bien equipado y con un diseño muy bien logrado, no faltan en el paquete las luces led, un faro doble tipo reflector, tablero muy elegante y completo, levas de freno regulables, freno de parqueo, calefacción para las piernas del piloto, sistema de frenos ABS con tres discos de gran tamaño y poder, incluso con pinzas radiales al frente que muchas motos grandes las envidiarían, no falta un generoso parabrisas que permite rodar con gran confort, calza llantas radiales de buen tamaño, con rin 15 al frente y 14 atrás, además dispone de inyección electrónica, refrigeración líquida y para garantizar una buena autonomía en viaje posee un tanque central con capacidad para 3,75 galones.
Bajo el cómodo asiento del Maxsym caben dos cascos integrales.
Los frenos son de gran poder y cuentan con ABS.
El tablero es muy completo y bien presentado.
Las luces con doble faro permiten rodar con mucha seguridad en la noche.
Un buen detalle los posapiés desplegables para el pasajero.
Con nuestro equipaje dispuesto bajo el asiento y en un maletín que se ajustó perfecto en el espacio central, salimos rumbo a La Ruta del Sol, queríamos avanzar en esa primera etapa hasta Aipe, población que está a un lado del desierto de la Tatacoa. La salida de Medellín no supuso problema alguno para nuestro compañero de dos ruedas, que a pesar de sus dimensiones dejó ver una gran agilidad y maniobrabilidad para fluir en medio del tráfico pesado de las primeras horas de la mañana, siendo sorprendente la facilidad para realizar maniobras y giros cerrados a baja velocidad, todo gracias a un muy buen balance del peso y a un centro de gravedad bastante bajo. Esta fue una primera sorpresa que no esperábamos, pero lo mejor vendría poco después cuando dejamos atrás el Valle de Aburrá y nos adentramos en las montañas de la Cordillera Central rumbo a Puerto Triunfo, las curvas de esta vía, ¡que son muchas y de las buenas! fueron de puro disfrute. Bastó con encarar los primeros giros para comenzar a descubrir una manera muy relajada de divertirse en una carretera de montaña, sin sacrificar nada del placer de la conducción y encontrando un tinte deportivo que admite sacar provecho a cada curva de la manera más confortable, todo gracias a un motor que mantiene buenas velocidades con gran suavidad y a un conjunto de chasis, suspensiones, frenos y ruedas que hacen su tarea muy bien.
En menos de lo pensado nos encontrábamos avanzando rumbo al sur en las interminables rectas del Magdalena Medio, primero en una impecable vía de doble calzada donde vimos el espacio despejado y nos dimos licencia para exprimir a fondo el monocilíndrico por un par de kilómetros, rápidamente estábamos rodando casi a 170km/h con tal suavidad que no se sentía la velocidad, aunque pronto retomamos un ritmo de crucero de 100km/h, donde el motor va relajadísimo, girando a poco más de 4.000rpm y donde el consumo se mantiene por arriba a los 100km por galón. Una cifra muy buena considerando la cilindrada y el tamaño de este scooter, al que había que sumarle dos ocupantes más equipaje, en otras palabras cerca de 400 kilos.
Los paisajes de la Tatacoa parecen sacados de África. Igualmente exótico se veía el Maxsym rodando por sus caminos.
Los últimos 80km antes de llegar a Aipe los hicimos de noche, afortunadamente contando con unas luces bastante buenas que nos ayudaron a terminar la jornada con toda seguridad, cubriendo muy bien la carretera de lado a lado y con gran alcance. Esa primera etapa fue de casi 600km, pero la comodidad que ofrece el Maxsym hizo que en el cuerpo se sintieran mucho menos.
Al día siguiente comenzaba la verdadera prueba, salimos de Aipe hasta un punto conocido como El Pata donde es posible cruzar el Magdalena, allí un experimentado lanchero subió la moto sin ninguna ayuda a su pequeña barca y nos pasó al otro lado del Magdalena donde la desembarcó de igual manera con gran habilidad. A partir de este punto comenzamos a adentrarnos por una vía de tierra en el Desierto de la Tatacoa, sabíamos que no era el terreno ideal para nuestra compañera de dos ruedas, pero ella se mostró muy a gusto en el destapado y no tuvimos problema alguno para recorrer cerca de 30km en medio de un árido y solitario paisaje que nos llevó a imaginar que rodábamos por alguna sabana de África, la cara de los pocos pobladores que nos cruzamos en el camino era de asombro al ver nuestro vehículo, pues seguro habrían visto muchas motos grandes, pero nunca una de estas.
En San Agustín tuvimos tiempo para montar a caballo y ver algunos de sus tesoros arqueológicos.
Luego de hacer algunas fotos y disfrutar del paisaje, decidimos que era hora de seguir nuestro camino antes de que el sol alcanzara su punto más alto en el cielo y el calor se tornara insoportable. Nos esperaba una ruta maravillosa hasta San Agustín, no solo por su trazado, sino también por sus paisajes y tonalidades, con el rio Magdalena y las montañas que lo rodean como protagonistas. De nuevo fue puro placer ir en el Maxsym y dibujar las curvas con sus ruedas, nos íbamos alternando el manejo para disfrutar de ambos puestos, ya que era tan agradable ir adelante como ir atrás, no había duda de que este scooter había sido hecho para salir a disfrutar de la carretera, y si se trataba de una con buen asfalto y muchas curvas todavía mejor. Tan solo en las bajadas más pronunciadas hubiéramos querido tener un poco de retención del motor, algo que le hace falta a esta clase de motos y que obliga a exigir más de la cuenta los frenos, que por suerte en el Maxsym son de gran poder y además vienen dotados con ABS (sistema antibloqueo), brindando gran seguridad cuando es necesario parar de emergencia o sobre superficies de bajo agarre.
Observando el Río Magdalena a su paso por el Cañón del Pericongo.
Algunos de los mejores paisajes de todo el viaje se quedaron grabados en nuestra retina en este tramo de la ruta, así como algunas de las mejores sensaciones sobre la moto y es que no hay nada mejor que un buen paisaje acompañado de una buena carretera, esa suma hace que la experiencia sea inolvidable, lugares como el Pericongo o las panorámicas que se tienen de las represas Betania y el Quimbo son “postales” que vale la pena ir a conocer y nada mejor que hacerlo en dos ruedas y con una buena compañía. Lo mismo puede decirse del ascenso a San Agustin desde Pitalito, disfrutando de una vista privilegiada del Magdalena mientras baja encajonado entre las laderas casi verticales que su cauce ha labrado con el tiempo.
Una rica taza de café cultivado en sus montañas nos dio la bienvenida a San Agustín, un pueblo que tiene mucho para ofrecer al viajero, hermosas finca hoteles donde la tranquilidad es total, variedad de restaurantes, abiertos en su mayoría por extranjeros, caminatas, paseos a caballo, rafting, vuelos en parapente, excursiones al Macizo Colombiano y por supuesto la visita al Parque Arqueológico y a muchos sitios que guardan tesoros de una cultura ancestral que dejó su huella imborrable labrada en las rocas.
Contemplando el Estrecho del Magdalena, un lugar imperdible cuando se va a San Agustín y si les gusta la acción no dejen de hacer Rafting por sus aguas.
Nosotros no nos quedamos con las ganas de hacer varios de esos planes, pues no todo puede ser moto en esta vida, montamos a caballo, nos enfrentamos a los rápidos del Magdalena, saboreamos un poco de la historia, de la gastronomía y completamos con varias caminadas y con algo de tiempo para relajarnos en el hotel y disfrutar de sus panorámicas.
San Agustín tiene una magia especial que lo atrapa a uno, pero había que emprender el regreso y se llegó el día de salir rumbo a Popayán por una vía que nunca habíamos transitado y de la que solo teníamos referencias, eran pocos kilómetros, cerca de 140, pero sabíamos que por lo menos 60 estaban sin asfaltar y todos en medio de un bosque andino o también llamado bosque de niebla, en territorios del Parque Nacional Puracé. El primer tramo hasta San José de Isnos fue fácil al estar todo asfaltado, después continuamos por una carretera en muy buen estado que en cierto punto, después de pasar un control militar, se convirtió en un camino de tierra y piedra, encerrado entre una espesa vegetación, donde la neblina y la lluvia parecían eternas, tristemente este es uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad de nuestro país y al mismo tiempo uno de los más diezmados por la tala indiscriminada. Lentamente fuimos avanzando sin ningún problema a pesar de que algunos tramos estaban bastante resbalosos, pero el Maxsym no tenía ningún inconveniente, salvo que el gato central golpeaba contra las piedras en algunos lugares, pero a un ritmo suave logramos sortear en poco más de dos horas los cerca de 60km de terreno destapado que terminaron en un hermoso páramo tapizado de musgos y frailejones, donde por fin se abrió el panorama y pudimos ver más allá de las orillas de la carretera, al tiempo que comenzó una vía en concreto en impecable estado que fluía en medio de hermosos paisajes, descendiendo desde lo alto de las montañas para llegar bastante rápido a la capital del Cauca. Allí pasaríamos la última noche y una tarde deliciosa caminando por las calles del centro histórico de esta bella ciudad que conserva todo su encanto colonial.
Rodando rumbo a Popayán por el bosque andino nublado del Parque Nacional Puracé.
Temprano al día siguiente nos despedimos de Popayán y tomamos rumbo al Valle del Cauca. Con muy poco tráfico, un clima excelente y el buen ritmo del Maxsym muy pronto estábamos llegando a tierras de Risaralda. Las autopistas del Valle fueron una delicia a bordo de este confortable scooter, que en esta clase de vías rápidas es un devorador profesional de kilómetros, ayudado por un tanque que le brinda más de 300km de autonomía y por una comodidad que permite rodar durante horas sin problemas.
Llegar hasta Medellín fue tarea sencilla y antes del anochecer estábamos regresando a casa sin haber tenido un solo percance en el camino y con esa maravillosa sensación que produce viajar en moto. De nuestro compañero de dos ruedas solo podemos decir que nos dejó con ganas de más, nos sorprendió su capacidad para desempeñarse muy bien en todo tipo de condiciones, sabíamos que no fue diseñado para estar fuera del asfalto, pero sin embargo demostró ser muy capaz en este terreno y sobretodo muy fácil de llevar, cosa que no esperábamos, también dejo ver su lado urbano y su cara más deportiva, así como sus fortalezas para hacer turismo y todo con un consumo de combustible que no está muy lejos de los scooters de 125cc, algo que habla de la eficiencia de su sistema de inyección. Pero lo mejor sin duda alguna es la comodidad que ofrece, la facilidad para llevar el equipaje y una conducción totalmente relajada que permite enfocarse en disfrutar del camino. DM

Actividades turísticas
Además de sus increíbles paisajes y delicioso café, San Agustín tiene bastantes actividades turísticas para ofrecer:
– Parque Arqueológico: 78 hectáreas y cuenta con cerca de 130 estatuas además de un museo. Abre de 8 a 5 pm. Valor boleta $20.000 (estudiantes $10.000)
– Rafting por el Magdalena: www.magdalenarafting.com – Cel: 311-2715333
– Vuelos en Parapente: Cel: 311-5220687
– Paseos a Caballo: Finca Hotel El Cielo – Cel: 313-4937446 – 311-4784689