Luz donde se necesita
Puede decirse que no es ninguna novedad un bombillo LED diseñado para reemplazar el sistema halógeno en faros de vehículos, y es cierto, puesto que hace años existen en el mercado. La novedad es que Osram ha diseñado uno que realmente ilumina como debe ser.
Antes de hablar del nuevo bombillo Osram LEDriving, quisiera contarles un poco sobre la empresa que está detrás de su desarrollo y producción. Osram es una firma alemana con 113 años de experiencia en el mundo de la iluminación, en un día normal salen de sus plantas ¡3.500 millones! de bombillos, lo cual en números representa ventas por 3.5 billones de Euros al año, así que no estamos hablando de cualquier empresa, de hecho es la número uno en iluminación automotriz a nivel mundial, con presencia en 120 países, empleando directamente a 23.500 personas. Al hablar de Osram hay que pensar en cifras grandes, como las 15.000 patentes que tienen actualmente, no en vano invierten el 12,1% de sus ingresos en investigación y desarrollo para mantenerse al más alto nivel cuando de iluminar se trata.
Por esta razón y porque llevamos años siendo usuarios de los Osram Nightbreaker, que para nosotros son unos de los mejores halógenos que hayamos probado en conducción nocturna en carretera, cuando nos enteramos que habían lanzado un sistema LED, diseñado para reemplazar fácilmente los bombillos que utilizamos en la mayoría de nuestras motos, la curiosidad de ensayarlos fue demasiada.
En este gráfico se aprecia como todo el reflector del faro está diseñado para tomar la luz emitida por el filamento del bombillo y dirigirla hacia la carretera, en las zonas donde se necesita, tal como se aprecia en los otros gráficos. Por eso es tan importante que ambos elementos funcionen en conjunto. Y el LED de Osram garantiza su parte del trabajo
Inicialmente es importante preguntarnos qué nos lleva a querer modificar la luz de nuestras motos, aunque ello implique pagar muchísimo más de lo que puede costar un bombillo original. En la mayoría de los casos la respuesta será mejorar la iluminación para rodar más seguros en la noche, aspecto de gran importancia, aunque también hay motivaciones estéticas relacionadas con el tono de la luz, siendo el blanco el más asociado a vehículos de última generación y por ende el más apetecido. Por último el consumo de energía es otro factor, ya que en el caso de los LED estos requieren una menor cantidad de vatios para emitir la misma o mayor luz que los bombillos incandescentes (o de filamento).
El problema surge cuando después de invertir una suma importante los resultados no son los esperados y en vez de mejorar terminamos viendo menos que antes y encandilando a todos los conductores que van frente a nosotros, porque una cosa es que nuestros faros brillen mucho y nos permitan ver hasta los pájaros que duermen en los árboles y otra muy distinta que enfoquen toda su potencia hacia la carretera de manera adecuada y respetando las normas que para ello existen. Y esto precisamente es lo que ocurre con la inmensa mayoría de bombillos LED de marcas poco conocidas que se consiguen en el mercado, en sus cajas prometen cifras increíbles de lumens, que es la medida de intensidad de la luz, pero después al instalarlos nos llevamos la sorpresa de que vemos menos que con los halógenos originales y la razón de esto radica en la ingeniería que hay detrás del diseño del conjunto formado por el bombillo y el faro, que son lo que se puede llamar un matrimonio, donde cada uno ha sido desarrollado para trabajar en armonía con el otro y una buena iluminación es el resultado de que ambos hagan su tarea a la perfección. De ahí que un buen faro con un mal bombillo nunca va a iluminar bien el camino y viceversa, el mejor bombillo del mercado en un mal faro tampoco dará los resultados esperados. Se necesita de ambos para que la luz llegue exactamente a los lugares que debe ser, permitiéndonos manejar con seguridad en la noche y a la vez siendo vistos por los demás conductores, pero sin dejarlos ciegos, con el riesgo extra que esto conlleva de provocar accidentes, de los que también podemos ser víctimas.
De ahí que Osram se tomara su tiempo para desarrollar una familia de bombillos LED que cumplieran todos los requisitos, que fueran fáciles de instalar en los faros diseñados para bombillos halógenos, que tuvieran una duración que les permitiera ofrecer entre 2 y 5 años de garantía dependiendo de la gama, pues existen dos familias, siendo una más económica que la otra, con algunas diferencias en su diseño, pero ambas garantizando una adecuada iluminación, siempre que se instalen en un faro donde el “matrimonio” funcione.
Otra pregunta que se viene a la cabeza es ¿qué hace que un faro sea bueno? La función principal del faro, además de proteger el bombillo, es tomar toda la luz que se genera en el filamento del mismo y por medio de un reflector (que es la parte plateada de atrás) enfocarla hacia la carretera, dentro de un área establecida por las normas de seguridad, de manera que nos permita ver el camino frente a nosotros, pero sin salirse de lo que se conoce como la “línea de vida”, que es una franja que delimita el área donde no debe proyectarse la luz para no enceguecer a los otros conductores, dicha línea es la que se utiliza como parámetro para realizar la alineación de las luces y también durante la revisión tecnicomecánica. Si desplazamos tan solo un milímetro dentro del faro la fuente de luz, que sería el filamento del halógeno o el chip LED, ya estaremos modificando la manera en que será proyectada la luz desde el reflector y ahí comienza el problema, por eso este es un punto crítico y Osram garantiza que su diseño no altera la proyección de la luz, gracias a que sus chip LED de altas y bajas se encuentran ubicados en la posición exacta dentro del faro, de manera que si este último está bien diseñado la luz será proyectada a la carretera como se debe y eso es lo que marca la diferencia y justifica la inversión.
Así deben iluminar las luces bajas
Para concluir, solo resta decir que hicimos la prueba instalando los LEDriving H4 en varias motos y el resultado fue el esperado, por una parte la instalación no supuso mayor dificultad a la que implica reemplazar el bombillo original, tampoco fue necesario realizar ninguna modificación dentro del faro o al sistema eléctrico, fue cuestión de seguir las instrucciones de montaje, conectar y listo. Pero es importante decir que en algunos faros es posible que no haya el espacio suficiente en la parte posterior, donde se encuentra el sistema de refrigeración del bombillo LED, junto a la electrónica (Driver) y para ello Osram tiene una versión llamada LED Cool Blue Intense, que es más pequeña en esta zona al llevar el “driver” de manera externa y así se ajusta mucho mejor a espacios más reducidos.
En esta imagen vemos la luz instalada en la moto
Una vez instalados nos fuimos a rodar en una noche sin luna, en busca de esas carreteras ideales para poner a prueba los LED y al vernos inmersos en la oscuridad total, nuestras luces nos dieron esa agradable sensación que se tiene al poder ver con toda claridad el camino, sin necesidad de forzar la visión, sin sentir inseguridad y sin que nadie nos estuviera pidiendo cambio de luces. La mejor sensación la tuvimos con las bajas, ahí es donde se aprecia en mayor medida la potencia de los LED de Osram y la concentración de la luz en el área donde se necesita. Con las luces plenas o altas, se percibe un alcance o profundidad mayor al que ofrece el halógeno, pero sin la intensidad que brindan las bajas en la zona cercana a nosotros, aunque en ambos casos se rueda con gran seguridad, por supuesto siendo también sensatos con la velocidad, que finalmente es el factor más importante para llegar bien a nuestro destino. DM
Luces bajas
Luces altas