Esta nota de hoy no tiene que ver con la forma en que conducen los motociclistas, si son prudentes o imprudentes, simplemente es una nota de rechazo por el mal llamado «paseo de la muerte» que cobró otra víctima, Duván Marulanda.
Este motociclista de 31 años, el pasado 7 de abril viajó por el oriente con sus compañeros de ruta, como todos los jueves, pero de regreso a Medellín tomaron la Autopista MEdellín – Bogotá con tan mala suerte que perdió el control de su moto y se estrelló contra el separador. Se supone que quienes usamos este tipo de vías contamos con apoyo de ambulancia en caso de requerirlo, pero los amigos del desafortunado motociclista debieron esperar cerca de 20 minutos mientras el vehículo llegaba. Finalmente un ambulancia de El Carmen de Viboral que bajaba por la vía, se encargó de llevarlo hasta Bello, donde pasó por dos centros asistenciales que no le dieron ingreso, el primero por el nivel de complejidad de las lesiones de Duván y el segundo por falta de disponibilidad de recursos, así nuevamente el motociclista seguía su recorrido hasta la León XIII a donde llegó a eso de las 3 de la madrugada. La complejidad de las lesiones de Duván eran muchas, trauma de cráneo, tórax, fracturas y demás, así que los médicos atendieron de inmediato al paciente que luego de haber sufrido el choque cerca de las 11:30 de la noche, falleció a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Ayer los amigos del fallecido motociclista recordaron la tragedia e hicieron un recorrido por los tres centros asistenciales por donde su compañero de rutas debió pasar sus últimas horas. Cerca de 200 motociclistas se unieron a la caravana y nos recordaron una vez más que la salud en Colombia está enferma de gravedad.
Nuestras condolencias a su esposa, familiares y amigos.