Con los Andes de fondo se cultivan las uvas que se convertirán en un delicioso vino.
Mendoza fue la primera ciudad que pisamos en Argentina, en nuestra mente era solo un punto de paso, lugar para pasar una noche o máximo dos, escribir un poco, cambiar aceite a nuestras motos y seguir el camino al sur por el lado Este de Los Andes, pero Mendoza tenía otros planes para nosotros, estaba decidida a cautivarnos con sus avenidas arborizadas, con su tranquilidad, con su arquitectura y en especial con su gente.
Lomo es el anfitrión del B&B Clarck Street, y sí que sabe ejercer bien su profesión, especialmente cuando siente que hay acción en la cocina.
Llegamos al B&B Clarck Street, hostal propiedad de Shane, un tejano que convirtió una casona antigua en un lugar donde provoca quedarse. Allí conocimos a Ericka y Thomas, una pareja de alemanes que dejaron todo para escaparse dos años a recorrer América en moto. Con ellos nos identificamos de inmediato, compartimos anécdotas, nos retroalimentamos para enriquecer el viaje con muy buenas recomendaciones de parte y parte y disfrutamos algunos planes que son obligados cuando se visitan estas tierras.
De izquierda a derecha, Shane, Thomas y Ericka. Nuevos amigos que nos regala el viaje.
Nuestros conocimientos vinícolas crecieron mucho en los días que estuvimos en Mendoza, una tierra que vibra con el sabor del vino y donde la palabra Malbec cobra un gran significado. Allí aprendimos que este es el vino insignia de estas tierras, del cual los mendocinos se sienten muy orgullosos, tanto que lo consumen casi en la misma proporción en la que lo exportan a todo el mundo, donde su sabor es muy apreciado.
Mendoza es una ciudad que conquista con su ambiente tranquilo y especialmente con sus hermosos árboles que dominan el panorama.
El plan obligado en esta región es ir a recorrer viñedos, disfrutar sus paisajes, probar las diferentes clases de uvas, saborear diferentes vinos y empaparse de esta cultura que tiene un encanto mágico. Hay cientos de viñedos y muchos de ellos están abiertos al turismo, de manera que no es difícil organizar un día para dedicarlo a esta actividad.
Otro plan que ofrece esta zona son las salidas a caballo. Tema que apasiona a Eli y por lo cual nos apuntamos a una cabalgata, comenzando al final de la tarde desde un viñedo y subiendo hasta una montaña desde donde tuvimos una hermosa panorámica del valle y un bello atardecer, para luego terminar con la tercera actividad que es obligada en tierras argentinas, un generoso asado, con música en vivo y buen vino para acompañarlo todo.
Salir de Mendoza no fue fácil, fueron 4 días increíbles los que pasamos en esta ciudad, pero no nos imaginábamos las sorpresas que nos esperaban los días siguientes.
El fruto de los viñedos.
Una foto obligada para el álbum de recuerdos.
Las bodegas donde se añeja el vino encierran una gran mística.
Imposible visitar Mendoza y no disfrutar de una buena copa de vino.
La “cata” es otro de los rituales obligados. Sabores diferentes, nombres sofisticados, algo se aprende…
Shane nos dejó consentir las motos en el patio de su hostal donde las motos son muy bien recibidas.
Por una tarde dejamos las ruedas y las cambiamos por cuatro patas.
Eli estaba en su “salsa” con los caballos argentinos, yo dejando que “la flaca” me llevara.
La panorámica del valle vinícola mientras subíamos la montaña para ver el atardecer.
Gran experiencia la de salir a cabalgar en estas tierras.
Y para cerrar un generoso asado argentino, algo que es casi sagrado en estas tierras, lo mismo que el vino.
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1 Comentarios
Como dice Suso el paspi » Muchachos que envisdia pero de la buena maldita sea » !!!!, que sigan disfrutando. Dios con ustedes siempre !!!!