En 1978, la marca alemana presentó al mundo uno de los inventos más importantes en la seguridad activa de los vehículos, los frenos ABS. Hoy se conmemoran los 40 años de esta tecnología que pasó de las cuatro a las dos ruedas y que ha salvado muchas vidas a lo largo de estas 4 décadas.
Lo que comenzó como un accesorio, se volvió un componente de fábrica en la mayoría de las marcas de vehículos a nivel mundial, lamentablemente este «accesorio» en mercados tercermundistas sigue siendo una pieza cuyo valor agregado solo aplica para vehículos de gama media alta y alta. Lo mismo ocurre con las motos, para bajar costos, las marcas prefieren vender sus modelos sin el sistema ABS que ofrecerlo como parte integral de la seguridad de sus productos.
La ciencia de este aditamento tiene que ver con su nombre: Sistema Antibloqueo de Frenos, que evita el bloqueo de las llantas y por ende la pérdida de control del vehículo, sin importar si la frenada es a fondo o como diríamos coloquialmente, «en seco».
En Europa este dispositivo se volvió obligatorio en los carros de serie, a partir del 2004, pero en Colombia las regulaciones al respecto llegaron a partir del 2015 y no aplica de igual manera para carros que para motos.
Vale la pena aclarar que Bosch patentó la idea de evitar el bloqueo de las llantas, en el año 1936, pero solo en 1978 llegó la primera generación de ABS.
Las primeras motos que contaron con esta tecnología fueron las BMW K100, en 1988, si bien era muy rudimentario y le sumaba más de 13 kilos a la moto, era toda una revolución. La segunda generación del sistema llegó en el año de 1993, con solo 7 kilos de peso y muchas mejoras en cuanto a la electrónica y la respuesta. Luego de que BMW incursionara con esta tecnología en las dos ruedas, Bosch, Continental y Nissin, le siguieron el paso.