Camino a San Rafael nos cruzamos este hermoso túnel.
El Cañón del Atuel (12-03-2017)
Salir de Mendoza fue bastante difícil y en especial del Hostal Clarck Street, donde nos atrapó el buen ambiente, pero sabíamos que la ruta debía continuar y el quinto día, bien entrada la tarde, prendimos nuestras motos y nos fuimos rumbo a una pequeña ciudad llamada San Rafael. Ese día rodamos con temperaturas muy altas, las mayores de todo el viaje, siempre por arriba de 40 grados y en la carretera nos impactó ver varios refugios antigranizo a la orilla del camino, algo nos habían contado sobre fuertes tormentas que azotan esta región, dañando los cultivos y los vehículos, pero no alcanzábamos a comprender la magnitud de las mismas. Luego nos enteraríamos mejor.
Otro atardecer más para la colección, este nos lo regaló el cielo argentino poco antes de llegar a San Rafael.
Entrada la noche logramos encontrar un hotel en San Rafael, la idea era seguir temprano al día siguiente rumbo al embalse de Nihuil, lugar del que nos habían hablado muy bien.
En la mañana prendimos las motos y como sucede muy a menudo, un señor se acercó a preguntarnos sobre ellas y nuestro viaje, al contarle hacía donde íbamos nos recomendó una carretera que iba siguiendo el curso del río Atuel, parte asfaltada y parte en “ripio” que es como los argentinos llaman a un camino sin asfaltar. La idea nos entusiasmó de inmediato, más que por el río por aquello del ripio y decidimos que tomaríamos esa ruta.
Rumbo al Cañón del Atuel tomamos el camino equivocado, este fue el momento en que mientras saludábamos a otros viajeros supimos de nuestro error. Media vuelta y a desandar 40km.
Cuando llevábamos cerca de 40km vimos una moto a la orilla y paramos a saludar, era una pareja de Chilenos que también estaban de viaje y al contarles hacía donde nos dirigíamos nos dijeron que habíamos tomado el camino equivocado, pero las ganas de rodar en tierra eran tantas que nos despedimos, dimos media vuelta y desandamos todo el camino hasta San Rafael para tomar el desvío correcto. En ese momento no lo sabíamos pero fue una gran decisión.
Irbis y el Atuel.
El Atuel resultó ser un río hermoso, de un azul intenso y que corría con fuerza en medio de un paisaje de postal, a su vez la carretera era una delicia, curvas que se enlazaban una tras otra, buen asfalto. Era como ir rodando en medio del escenario de una película, cada tanto el río nos acompañaba y luego desaparecía entre los árboles. Cantidad de pequeños hoteles comenzaron a aparecer, zonas de camping, botes con turistas disfrutando de los rápidos. En eso apareció una pequeña playa y fue perfecta para hacer una pausa, mojar los pies, abrir la maleta de las provisiones y disfrutar de un “picnic” a la orilla del río.
El primer encuentro con el Atuel. Hermoso río.
El calor era impresionante y más adelante, luego de pasar una represa llamada el Dique de Valle Grande, que por cierto es hermosa, nos detuvimos para bañarnos en el río, encontramos un lugar ideal donde parquear las motos a la sombra y nos dimos un chapuzón para refrescarnos.
Primera parada para hacer “picnic” y refrescar los pies.
Justo antes de comenzar la mejor parte pasamos el embalse de Valle Grande.
Salimos como nuevos del agua, listos para enfrentar la mejor parte, un tramo llamado el Cañón del Atuel. Era justo lo que veníamos ansiando hace mucho, un buen tramo de tierra para disfrutar de nuestras motos. Decir que esos 50km fueron divertidos es quedarse cortos, se nos pasaron sin sentirlos, además nos rodeaba un paisaje increíble, con rocas de todas las formas y colores.
El paisaje que rodea el río Atuel no se queda atrás.
La diversión comenzó cuando se terminó el asfalto. El terreno favorito de las Himalayan.
Al final de la tarde llegamos a nuestro destino y nos dimos cuenta que se acercaba una tormenta. Una nube inmensa se apoderó del cielo en muy poco tiempo y comenzó a soplar un viento que asustaba, el caserío a orillas del embalse Nihul se fue convirtiendo en un pueblo fantasma y nosotros no lográbamos encontrar donde hospedarnos, en único lugar disponible era un hotel lujoso, demasiado costoso para nuestro presupuesto, pero con la tormenta amenazando no había más opción. Cuando estaba tratando de conseguir una habitación apareció Eli, que se había quedado afuera cuidando las motos y me dijo que ya tenía un lugar. Resulta que un muchacho se le acercó vendiendo churros y ella le preguntó si conocía algún hospedaje que pudiera recomendarnos, a lo que él respondió afirmativamente, llevándonos con la condición de que le compráramos algunos churros. Al final todos quedamos contentos, él cerró su última venta del día, los churros estaban deliciosos, y nosotros pudimos encontrar donde pasar la noche y resguardarnos de la tormenta a un precio más razonable y con parqueadero cubierto para Irbis y Luna.
En este punto encontramos un buen lugar para darnos un refrescante baño.
La geología de Cañón del Atuel es impresionante por sus formas y colores.
Esta es la tormenta que nos amenazaba mientras tratábamos de encontrar hospedaje a orillas del embalse el Nihuil.
4 comentarios
Muy buenos sus relatos sobre este extraordinario viaje. No me pierdo ninguna de las entregas y cada vez siento más deseos de hacer algo parecido, aunque sea más corto. Mucha suerte en su aventura.
Ánimo hay que arrancar, antes de que el tiempo no nos lo permita
¿Cual es el nombre del hospedaje?
Saludo cordial desde la tierrita y que bueno saber que la están pasando bien, inmejorables esos comentarios de la travesía y sus paisajes, vemos como a las chicas no les duele una muela y sobre todo a princesa acompañante, seguimos pendientes de esta aventura y que Dios sea su copiloto, mucha suerte muchachos, un gran abrazo !!!!!