Las curvas y los paisajes del Cañón del Chicamocha son como para repetir, y en una moto como la nueva Apache 200 con mayor razón.
Una de las novedades más esperadas de la Feria de las 2 Ruedas en el segmento sport de 200cc por fin llega al mercado, aquí les contamos cómo nos fue con ella después de rodar 1.800km en una ruta donde la pudimos probar a fondo.
Normalmente, al recibir una moto para una prueba larga, nos damos un par de días para conocerla antes de afrontar un viaje largo, pero con la Apache 200 no había tiempo para darnos ese lujo, teníamos los días justos antes de tener que devolverla y unas ganas tremendas de salir a carretera, de manera que en el parqueadero de la planta de ensamble de AKT Motos le amarramos un pequeño morral en el asiento del pasajero y nos subimos en ella para salir de inmediato rumbo a Girón, en Santander, que sería nuestro primer destino.
No se puede negar que el diseño de la 200 les quedó muy bien y la pintura mate lo hace ver mucho mejor.
Era cerca de medio día y la ciudad nos despidió con un tráfico de esos que hacen amar las motos, sobre todo cuando son ágiles, livianas y muy efectivas para desenvolverse entre las congestiones, como resultó ser esta 200, que sin tener el mayor radio de giro, compensa con una gran maniobrabilidad que le permite fluir sin problemas en medio de las procesiones de carros.
El asiento biplaza es muy cómodo y el estilo de la cola bastante deportivo, con stop de leds y no le faltan unas agarraderas muy útiles para el pasajero.
Con 400km por delante en esa primera etapa y otro montón esperándonos en los días siguientes, deseábamos que la Apache se comportara a la altura, sabíamos de su ADN deportivo que la marca promociona con mucho énfasis, pero no teníamos idea de que tan agradable, cómoda y suave sería en un viaje largo, porque una cosa es salir a quemar un poco de adrenalina en una rodada corta con los amigos y otra bien distinta es rodar días enteros sin bajarse de la moto. Pero las respuestas a esas dudas comenzaron a llegar bastante rápido, no fueron necesarios muchos kilómetros para sentir su suavidad y cuando decimos suavidad nos referimos a toda la moto, desde los comandos hasta las suspensiones, pasando por el motor, el asiento y terminando en la caja de cambios, la moto es una seda en su funcionamiento, no hay mejor palabra para describirla y eso cautiva de entrada. A nadie le disgusta una moto por ser suave, y menos si está pensando en ir muy lejos en ella, o en usarla para ir de un lado a otro todo el día, como tantas personas que trabajan de sol a sol en sus compañeras de dos ruedas.
Muy buenas luces tiene la Apache, faro halógeno y luz día de Leds, además su «mirada» es inconfundible.
El motor destaca por su culata de 4 válvulas, refrigeración de aceite y tapa válvulas en color rojo, el silenciador tiene un diseño muy interesante al igual que su sonido.
El tablero es de los más completos en su segmento, muy bien diseñado y fácil de leer.
La 200 no es una versión mejorada de las anteriores Apache, se trata de una moto completamente nueva de punta a punta, donde TVS aplicó soluciones aprendidas de su alianza con BMW, tales como el sistema que refrigera con aceite, la cámara de combustión de su motor monocilíndrico sirviéndose de un pequeño radiador, un método probado en las grandes bicilíndricas de la marca alemana, que permite conseguir un extra de potencia sin afectar la durabilidad o la confiabilidad del propulsor, ya que logra mantener unas temperaturas de funcionamiento optimas en momentos de alta exigencia, también incorpora una culata de 4 válvulas para darle una mejor respiración al motor y el pistón tiene un recubrimiento antifricción llamado NanofriKS. Otro detalle para destacar es el filtro de aceite de papel, cuya capacidad para mantener libre de impurezas el lubricante es superior a los sistemas tradicionales de malla metálica. Un embrague con 6 discos es otro aspecto que TVS destaca y que se traduce en una mayor efectividad para transmitir los 20 caballos que genera el propulsor hasta la rueda sin pérdidas de potencia y para lograr una suavidad total en el funcionamiento de la caja.
Y ya que hablamos de esos 20 caballos, hay que decir que la aceleración de cero a 60 es bastante buena, TVS asegura que su moto es la más rápida en este rango frente a sus rivales de cilindrada similar, logrando llegar a 60 en 3,9 segundos y hasta 100 en menos de 10 segundos, algo que no corroboramos con el cronómetro en mano, pero sí sentimos toda su energía a la hora de acelerar a fondo en esos primero metros.
Arriba, disfrutando de la hermosa carretera que conduce de Barichara a Guane y abajo en el parque principal de Curití.
El diseño es otro de sus puntos fuertes y hace que muchos se acerquen a preguntar y a admirarla en cada lugar donde uno se detiene con ella, gracias a su estilo muy bien logrado y a muchos toques de buen gusto, como el faro con sus leds de mirada felina, el novedoso escape con doble cámara, las líneas afiladas que se proyectan desde el tanque hacia el frente y que cumplen la función de canalizar el aire fresco hacia el motor, por supuesto su tablero que es de los más completos y mejor diseñados en este segmento, la pintura mate que le queda muy bien a la moto en cualquiera de sus tonos (negro, rojo o blanco), el detalle de la tapa de combustible descentrada o la cola que tiene todo el “look” de moto deportiva, con simulaciones de entradas de aire a los costados y un stop de leds que remata muy bien por detrás.
Una panorámica tomada desde el mirador más alto del Parque Nacional del Chicamocha, sin duda alguna el terreno perfecto para una moto que esté muy bien preparada para aprovechar las curvas, como es el caso de la nueva Apache 200.
En el primer tramo de carretera hasta Puerto Berrío logramos hacernos una muy buena idea de la moto, ya que tuvimos un poco de todo: ciudad, autopista, huecos, curvas lentas, rápidas, subidas y bajadas. Quedó claro que la moto es suficientemente deportiva para que fluya la adrenalina en el momento en que ese sea el objetivo, pero no tanto para llegar a ser incómoda, tosca o dura. Hay un chasis de calidad que brinda estabilidad, con unas suspensiones bastante firmes, pero que no llegan a sacrificar la comodidad, buen agarre en las llantas, que son marca TVS de una referencia llamada Remora, y que se comportan muy bien en piso seco, pero en mojado no dan la misma confianza. El motor no decepciona, especialmente por arriba de 7 mil revoluciones, donde empuja delicioso y trepa de revoluciones con ganas, sin perder la suavidad, con un sonido del escape que le pone sabor a la experiencia y se acompaña de una caja de 5 marchas, precisa y suave como pocas, que da gusto usar constantemente y para rematar hay unos frenos de muy buena potencia, con dos discos que superan las expectativas.
El gato que parecía posando para nosotros en un balcón de Barichara.
Aquí se aprecia el monumento a la Santandereanidad, del escultor Luis Guillermo Vallejo, y abajo la Torre del Reloj en Guane.
La postura de manejo es lo suficientemente deportiva para gozarse la moto a fondo cuando sea el caso, pero lo suficientemente cómoda para hacer de ella una buena compañera de viajes o de trabajo si fuera el caso, igualmente el pasajero cuenta con un buen puesto, vista privilegiada al ir más alto, asiento de buen tamaño y mullido que brinda soporte en las frenadas, asas para sujetarse, las piernas no van tan flexionadas, aunque los posapiés serían más agradables si tuvieran un recubrimiento de caucho.
La noche nos alcanzó cuando estábamos cruzando junto a la impresionante represa Hidrosogamoso, poco antes habíamos exprimido a fondo el monocilíndrico en las rectas que van de Puerto Araujo a La Lizama y logramos ver 137km/h agachados contra el tanque, pero rodando a 100km/h la moto va en un punto ideal, sin forzar el motor en exceso y con un extra para cuando se necesite. Rodando en la noche pudimos ver que las luces son muy suficientes para ir con seguridad, hay buena potencia y reparten muy bien la luz de manera que se logra ver bien toda la vía, con un detalle muy novedoso, que no habíamos visto en ninguna moto y es que el botón de “pass” o luces de sobrepaso además de servir para hacer destellos con las luces altas, también se puede usar para bajarlas cuando llevamos puestas las altas, algo muy útil cuando viene tráfico de frente ya que es solo presionar el botón con el dedo índice mientras el vehículo que viene de frente pasa para no deslumbrarlo y al soltarlo vuelven a quedar las luces altas. Al menos será útil para los que tienen la buena costumbre de hacer el cambio de luces.
Una de esas rodadas que son obligatorias en Colombia para un viajero en moto es la que cruza el Cañón del Chicamocha desde Bucaramanga hacia Girón, es de esas carreteras que tienen todos los ingredientes para ser sencillamente espectaculares, un paisaje increíble de grandes contrastes, zonas de árboles inmensos, gargantas rocosas, ríos, abismos profundos, panorámicas que obligan parar constantemente a disfrutarlas y una carretera de un trazado que no da pie a aburrirse ni un solo segundo, de hecho lo ideal cuando uno va al Chicamocha sería recorrerlo dos veces, la primera degustando el paisaje y la segunda disfrutando la carretera.
La vía que une a Santander con Boyacá parece diseñada para disfrutar sobre una moto.
Si van por Boyacá no dejen de visitar Tibasosa, un hermoso pueblo donde se pueden probar infinidad de productos elaborados con Feijoa.
Nosotros nos dedicamos a ambas, pero primero tomamos un desvío para conocer la Mesa de los Santos, una tierra verde, de hermosos pastizales, donde los bumangueses van a descansar de la ciudad y a buscar clima fresco, de ahí nos adentramos en el Cañón disfrutando al máximo la Apache en las curvas, la etapa era corta y pudimos darnos gusto haciendo fotos, parando en muchos lugares, admirando los paisajes y también exprimiendo el monocilíndrico en el ascenso al Parque Nacional Chicamocha, sitio que ya es emblemático en esta región y al que obviamente fuimos, pero al día siguiente, el día dos la prioridad era disfrutar la moto y la ruta, para llegar al final de la tarde a Barichara, uno de esos tesoros que guarda Santander y que también es imperdible cuando se rueda por esa bella región de Colombia.
Hacer turismo en una buena moto es como tener la felicidad completa, la carretera se disfruta al máximo y después está el disfrute de los lugares que uno visita, con la Apache cada kilómetro era de puro placer, sin ser la moto más veloz o de aceleraciones impresionantes, es rica de manejar en todo tipo de circunstancias, cuando llegan curvas y la vía está despejada ella “baila” al ritmo que le pongan, si hay que ir despacio es muy agradable, si vamos con pasajero no se arruga para nada ni pierde su aplomo, de hecho se tiene mejor en las curvas y el motor y los frenos dan la talla con el peso extra. En el destapado se defiende y no es muy bajita y en el tráfico lento, como ya les comentaba, se mueve como pez en el agua, inclusive en una pista de carreras da para quemar adrenalina, tal como lo comprobamos el día de su presentación en la pista XRP Motorpark de Cajicá, donde la pudimos rodar una docena de vueltas acompañados por Tomás Puerta, todo un lujo, pero de eso les contamos en un recuadro aparte.
El Lago de Tota nos recibió con un día espectacular, perfecto para disfrutar el lado más turístico de la Apache 200.
Si por mi fuera me quedaría viviendo en Barichara, pero la idea era hacer kilómetros y después de haber tenido un día para hacer turismo prendimos la Apache temprano y nos fuimos con destino a Boyacá, para aplicarnos otra dosis de buenas carreteras y paisajes. Pasamos por poblaciones emblemáticas como Barbosa y Chiquinquirá, paramos a visitar su imponente catedral, entramos a Ráquira solo por disfrutar de su colorido y recorrer su mercado artesanal y al final del día nos quedamos en una finca hotel a pocos kilómetros de Villa de Leyva, la moto iba funcionando perfecto, recorriendo con cada galón de gasolina entre 125 y 140 kilómetros, usando corriente, seguramente puede rendir más, pero era difícil aguantarse las ganas de acelerar el monocilíndrico y sacarle todo el jugo a la moto en carreteras tan buenas.
El lago de Tota fue nuestro siguiente destino, el buen clima nos venía acompañando y ese día fue otro de esos para recordar, el lago más grande del país nos recibió con un cielo despejado y lógicamente paramos en el mirador a plasmar el recuerdo en una foto de postal, nos comimos una deliciosa trucha recién pescada, en un restaurante a la orilla, disfrutamos del paisaje, donde el agua y los cultivos de cebolla dominan y de nuevo emprendimos el regreso hasta Villa de Leyva donde cerramos la noche caminando por sus calles empedradas, recorriendo su historia, disfrutando de la buena gastronomía que allí habita y cerramos un día más de esos que hacen crecer el amor por las motos y por el hermoso país en que vivimos.
Para el día final nos esperaban cerca de 600km, fue la etapa más larga y la que más nos rindió, pues ese día el objetivo era llegar temprano para regresar la moto, solo paramos a lo necesario, fueron horas sobre la moto sin pausa y esto sirvió para reconfirmar que la Apache es una excelente viajera, una moto muy cómoda en su estilo, con una suavidad que será uno de sus puntos fuertes, es indiscutible que ella tiene su faceta deportiva muy definida y desde el sonido ya deja ver que le gusta ir rápido, pero no pierde nada de funcionalidad y es por eso por lo que más nos gustó, porque se puede disfrutar de muchas maneras. DM
Rodando en Pista
TVS nos invitó junto a un grupo de periodistas especializados a dar unas vueltas sobre la Apache 200 en la pista XRP Motorpark de Cajicá, este circuito que es bastante retorcido resultó perfecto para sentir la moto a fondo, para exprimir sus frenos, acelerar el motor hasta la línea roja, conocer las capacidades de su chasis, de las suspensiones y sentir el agarre de las llantas. En pocas palabras entender ese ADN deportivo del que tanto habla la marca india al referirse a su nueva moto. Hubiera deseado rodar toda la tarde con ella en la pista, cuyo trazado es bastante exigente, con curvas rápidas y lentas, con un asfalto muy bueno y en medio de un paisaje hermoso, pero había mucha gente esperando su turno para subirse en la nueva moto de TVS. Sin embargo con cerca de 15 vueltas se hizo evidente que ésta será una moto que pondrá muchas sonrisas en las caras de sus propietarios.
El encargado de guiarnos en la pista fue el piloto Tomás Puerta (foto), quien dio una exhibición de talento y al mismo tiempo nos permitió ver lo que puede hacer la Apache 200 en manos expertas.