Desde La Revista De Motos, su grupo de colaboradores y amigos, queremos darle un adiós a Jorge Iván Ochoa, quien fuera director comercial de Auteco hasta 2015.
Jorge Ochoa ha sido importante en el mundo de las motos en Colombia porque supo comprender cada componente del mercado.
Siempre con una sonrisa, Jorge Ochoa (con gorra), nos recordaba que su pasión estaba en las motos
Indiscutiblemente, empezando por los usuarios, él era un usuario de motos, iba en moto a trabajar, salía a pasear en moto, sabía qué esperar de una motocicleta y sabía cuidarse al ir en moto, pues de hecho no lo estamos despidiendo aquí por un accidente, se ha ido por una enfermedad. Le preocupaba siempre la seguridad del motociclista y trataba de implementar programas que ayudaran a bajar la accidentalidad. Era de los primeros que montaba en el modelo de la moto que usas, antes que saliera al mercado si era de Auteco o recién salida si era de otra marca. Sabía de las fortalezas y debilidades de modelos que rodaban en nuestro país. Escuchaba las quejas de los usuarios y buscaba respuestas técnicas exactas para esas quejas, muchas veces hacía llegar la voz de los usuarios al otro lado del mundo a las grandes compañías fabricantes.
Sabía comprender también a las personas que comercializan las motos, a los que llamamos los distribuidores, personas que invierten su dinero en el negocio de vender motocicletas y repuestos, que obtienen ganancias cuando el mercado anda bien o pérdidas cuando el mercado se deprime. Entendía a las personas que trabajan vendiendo una moto, sabía cómo capacitarles para que te entregaran el producto adecuado para ti. Jorge Ochoa, acogía a sus distribuidores como si fueran parte de una misma familia, y en realidad eso era, una familia con personas en cada ciudad y pueblo del país.
Mentor de muchos en Auteco, Jorge fue el ejemplo de las nuevas generaciones
Ochoa entendía muy bien el funcionamiento de una compañía ensambladora de motocicletas, entendía los condicionantes financieros, las relaciones comerciales con los fabricantes internacionales, aprendía de la competencia. Supo mantener a flote el barco cuando se vendían 400 motos al mes por allá en los 90s y desplegar una flota para vender varias decenas de miles de motos al mes en los últimos años.
Se emocionaba cada mes al ver las estadísticas de ventas y con seguridad disfrutó ver cómo la compañía que representaba, pasó del cuarto puesto a ser la primera en ventas. Al aproximarse a su jubilación, las directivas de la compañía le encargaron hacer un perfil para buscar la persona que debía reemplazarlo en su cargo, el primer punto del perfil era “ser apasionado por las motos”, algo obvio para muchos, pero no para todos. En fin, que llegó el día de jubilación y no encontraron a alguien con el perfil. En realidad damos fe de ello, como Jorge Ochoa no había dos.
Él entendía muy bien su ambiente laboral. Claro que tenía jefes y siempre fue imprescindible para ellos. Claro que era jefe de muchas personas y siempre fue querido y respetado. Pero en realidad era un compañero inigualable. De él podemos recoger hoy expresiones como:
“Gran compañero de trabajo, ejemplo a seguir como persona, gran padre y amigo inigualable”, “Era una persona obsesionada con la excelencia y velaba con mucho sino y esmero por los distribuidores y clientes finales de Auteco”.
Su huella quedará grabada en muchas personas que lo conocieron directamente o incluso en muchos que no lo conocieron. Así como escribía fuerte y claro en su agenda, su lápiz debía ser igual para resistir su caligrafía, así quedarán sus acciones y su ejemplo marcados en nuestro corazón.
Gabriel Jaime Abad.
Muy buenas curvas en el viaje que emprendiste.