Como sucede en cada temporada electoral, los motociclistas representamos una “tajada” importante de votos que todos los candidatos quieren morder y para conseguirlo no escatiman en promesas, por supuesto, las pasadas contiendas electorales no fueron la excepción. Colombia se convirtió en un país de motos y no hay político que le quiera dar la espalda a las dos ruedas, por lo menos en campaña.
Meses atrás escuchamos muchas promesas y seguro que a lo largo y ancho del país la historia no fue muy diferente. Oímos hablar de levantar restricciones, de soluciones de fondo al problema de la accidentalidad, de vías más seguras y hasta de autódromo escuchamos hablar a un candidato a gobernador que resultó elegido.
Escuchar todo esto resulta esperanzador. Pensar que tendremos alcaldes, gobernadores, diputados y concejales que son amigos de las motos, que vendrán a trabajar por unas mejores condiciones para quienes amamos este vehículo y lo usamos a diario. El escenario no podría ser mejor, pues prácticamente todos los candidatos estaban con nosotros, pero después vuelven a la memoria promesas del pasado, en campañas que ya pocos recuerdan y con muchas de las mismas caras sonriendo en las vallas y pancartas, promesas que se quedaron solo en eso.
Si esta vez tenemos suerte, porque tristemente de eso se trata, esperamos que los nuevos gobernantes nos comiencen a ver como una solución y no como un problema, en ese mismo orden deseamos que por fin se empiecen a ver los cambios en cuanto a las restricciones injustas que todavía abundan en gran parte del país, pero lo que más seguimos deseando y que esperamos sea una prioridad de los nuevos gobiernos es el tema de la accidentalidad, pero no nos referimos a campañas publicitarias, o a mayores restricciones, lo que esperamos ver es la ejecución de verdaderos planes que ataquen el problema desde la raíz, desde el momento en que cada nuevo conductor se prepara para obtener la licencia, para ver si por fin comenzamos a crear esa cultura de buen manejo que tanto necesitamos. Y si al final también terminamos con varios autódromos donde muchos podamos ir a quemar adrenalina con seguridad y donde puedan surgir los nuevos talentos, entonces podremos decir que esta vez sí valió la pena ir a depositar nuestro voto. demotos, editorial, opinión, política, candidatos,
Como sucede en cada temporada electoral, los motociclistas representamos una “tajada” importante de votos que todos los candidatos quieren morder y para conseguirlo no escatiman en promesas.