Cuando uno lleva mucho tiempo haciendo algo de la misma manera, y al mismo tiempo disfrutándolo bastante, es muy complicado imaginar que hay otras formas de hacerlo, sin que ello implique perder el encanto.
Para que me entiendan mejor, a lo que me refiero, es que en 1987 me subí por primera vez a una moto propulsada por un pequeño motor de dos tiempos y desde entonces no he parado de encontrar un inmenso placer rodando en todo tipo de motos, pero todas ellas con el común denominador de ser a gasolina, nada que ver con la Zero DSR.
«Y un día, no muy lejano,
llegó la propuesta de probar la Zero DSR»
Por eso, siempre que venían a mi mente las motos eléctricas, me preguntaba qué tan divertidas podrían llegar a ser, y es que, para muchos de nosotros, por encima de todo, la moto es una pasión que despierta infinidad de emociones y por muchos argumentos que las respalden, siempre van a pesar más las sensaciones, es por ello que resulta imposible explicarle a alguien que nunca se ha subido a una moto lo que esto significa para nosotros.
Por lo mismo, cuando me hablaban de motos eléctricas de alto rendimiento, que pretendían ser algo más que un transporte para moverse en distancias cortas, yo pensaba que al subirme en ellas iba a extrañar demasiado algunas cosas, comenzando por la deliciosa melodía de un buen motor a combustión, que siempre ha sido una parte esencial de manejar una buena moto.
Zero DSR Rompiendo Paradigmas
Y un día, no muy lejano, llegó la propuesta de probar la Zero DSR, una moto californiana propulsada por baterías, que en el papel lograba llamar bastante mi atención. Prometía buena autonomía, un peso razonable, componentes de alto nivel y, especialmente, un torque que envidiarían las deportivas más poderosas del mercado actual. Todo esto empacado en un diseño que sin ser el más impactante o espectacular, tampoco decepciona.
13 años de experiencia son pocos cuando se habla de una marca de motos, pero en el mundo de los vatios, los voltios y los amperios, la marca Zero es una pionera diseñando, fabricando y vendiendo motos eléctricas que destacan por su desempeño, adicionalmente es de las que más kilómetros suma con sus productos en la calle, que poco a poco han ido abriéndose camino en un campo donde la innovación no siempre es muy bien recibida y más cuando se trata de dejar atrás ese líquido inflamable que, como siempre decimos, corre por las venas…
No importa el terreno, la Zero DSR lo disfruta.
Para mí fue toda una nueva experiencia subirme a la Zero DSR, moto que viene a ser algo así como una “trail” de alto voltaje, creada para hacer turismo, dentro o fuera del asfalto, o para disfrutar de un manejo deportivo con una posición muy relajada, sin dejar de ser una útil herramienta del día a día.
«Fueron varias horas de sacarle el
“voltaje” en tramos de montaña
plagados de curvas»
En el mundo de los vehículos eléctricos la batería es el punto más importante y esta moto equipa una de 14,4 kWh (kilovatios hora) del tipo litio ion, que según Zero es la más potente y con mayor densidad de energía del sector de la movilidad eléctrica y que puede llegar sin problemas a los 300.000km y en este punto seguir ofreciendo el 80% de su capacidad original.
A pesar de lo que muchos creen, las motos eléctricas si pueden ser divertidas
Con este corazón de alto voltaje, que se ubica en medio del chasis de aluminio, la DSR puede recorrer hasta 262 km en uso urbano o hasta 126 km a una velocidad constante de 113 km/h, tal como lo explica en su ficha técnica, donde también queda claro que para una recarga completa se necesitan 9,8 horas con la moto conectada a una toma normal de 110 v o dos horas y media en un sistema de carga rápida como los que ya se pueden ver en algunos centros comerciales y que requiere de un accesorio opcional que se coloca en lo que semeja el tanque de gasolina, que es en realidad una útil gaveta, pensada para este accesorio, para guardar cosas o para colocar allí una batería extra, llamada Power Tank, que ofrece 3,6 kWh extra de energía, aumentando la autonomía máxima en casi 70km.
Desconectado del concepto
Hace mucho tiempo no me sentía tan desubicado encima de una moto como cuando me subí por primera vez a la Zero, me acababan de dar una rápida inducción, tenía lista en mi celular la aplicación que permite monitorearla en tiempo real y ajustar su desempeño en diversos parámetros, la batería se encontraba al 100% de carga, como lo podía ver de manera muy destacada en su compacto tablero digital que ofrece la información necesaria.
Debo decir que sus 190 kilos se sienten bastante al levantarla del soporte lateral, pero lo que no se siente por ningún lado es algún sonido que nos haga asimilar que ya la moto está lista para rodar, simplemente un testigo verde en el tablero nos dirá que ya podemos abrir el acelerador y empezar a sentir una experiencia bien interesante, claro que antes hay que plegar el soporte lateral, quitar el freno de emergencia (en caso de que lo hayamos activado) y desactivar el corte de encendido o “run” como también se le conoce a este interruptor de seguridad, tres pasos que evitaran que algún despistado se acerque a la moto y pensando que está apagada gire el puño del acelerador y cause un mal momento.
Pero como les decía, pocas veces me había sentido tan extraño al comenzar a probar una moto. Empecé en el modo Eco, donde el sistema ajusta la entrega de potencia en función de un máximo rendimiento de las baterías.
Al abrir el acelerador, sin embrague, ni palanca de cambios y tampoco sonido alguno, la reacción del motor me pareció lenta, como si no fuera yo el que estuviera decidiendo cuándo empezar a moverme, la primera vez que arranqué pensé que algo estaba mal, el retardo del motor para entrar en acción se sintió excesivo y esa sensación logró opacar todo lo demás en los primeros kilómetros, sentía desconfianza cuando debía reaccionar rápido en la ciudad y un par de veces me pasó que otros conductores me cedieron el paso y la moto parecía adormecida al momento de reaccionar, esto, más la ausencia de sonido y mi insistencia en buscar una palanca de cambios y un embrague que ni mi pie ni mi mano izquierda se resignaban a olvidar me hicieron sentirme totalmente fuera de lugar en esos primeros kilómetros.
La DSR cuenta con un tablero muy completo, allí están los datos sobre carga, conectividad, modo de manejo y mucho más.
Cosas nuevas y agradables
La solución fue una terapia intensiva y me fui decidido a cruzar Medellín de punta a punta buscando las vías más congestionadas, así poco a poco empecé a sentirme más a gusto y a tomarle el tacto al “sistema”, entendiendo mejor el acelerador y sus reacciones, que ya no me parecían tan ajenas al movimiento de mi mano.
Entonces empecé a percibir cosas nuevas y agradables, como la total ausencia de vibraciones, y la frescura que sentía entre las piernas a pesar de estar más tiempo detenido que andando, además, cuando la vía lo permitía, el motor me lanzaba por delante de todos los vehículos sin el más mínimo esfuerzo de mi parte y apenas dejando fluir un ligero zumbido de tono agudo que me recordaba el que se escucha cuando un tren eléctrico empieza a moverse.
Dejé atrás Medellín con 85% de batería y unos 20km recorridos, también con esa sensación de haber descubierto algo desconocido, agradable, que me dejó con ganas de más, una nueva manera de moverme en medio del tráfico, con muchos puntos a favor. Pero frente a mí se abría una sinuosa carretera de montaña, con dos carriles a cada lado y la posibilidad de exprimir todo el potencial de la Zero.
Donde está el tanque, hay un espacio para el cargador, Power Tank o el accesorio de carga rápida.
Este es el cargador rápido.
Hice un par de kilómetros a ritmo “Eco”, donde la moto se mostró capaz de ir rápido, poniendo cifras de más de tres dígitos en su tablero mientras dejábamos atrás a todos los que ese día circulaban por ahí.
Pero pronto me ganó la curiosidad de sentir el modo “Sport”, el cual se activa de manera muy simple y rápida, y la sensación al abrir el acelerador fue como si hubiera encendido un cohete, ahí entendí claramente lo que son 146 newton metro de torque en un motor eléctrico de última generación, que llegan directamente a la rueda mediante una correa dentada, sin caja de cambios, sin embrague y sin pérdida de empuje en ningún momento.
Sencillamente la moto se transformó en una fiera capaz de borrar el paisaje a un ritmo endemoniado. La palabra “dragster” fue lo primero que vino a mi mente en esa primera aceleración, me sentí en una moto de cuarto de milla.
Pero una con excelente capacidad de negociar las curvas y con suficiente agilidad para que la diversión tomara un nuevo sentido.
Era simple, abrir el acelerador a la salida de las curvas para que la moto se devorara rápidamente las cortas rectas, desvaneciendo a cualquier vehículo que intentara seguirme, luego aplicar la cantidad exacta de freno, gracias a un par de discos sobrados en tacto y potencia, para luego trazar la siguiente curva con toda precisión y con el agarre impecable de las Pirelli MT60, que son equipo de serie.
Voltaje vs Combustión
Un par de veces tuve frente a mí a máquinas de buen calibre, con motores de más de un litro. Con el único objetivo de comprender mejor la capacidad de mi compañera, me quedé a su rueda esperando que llegara el momento de hacer algún adelantamiento.
Las direccionales y la luz de freno se han notar
En ambos casos la eléctrica fue implacable, pasando por el lado con una aceleración que muy pocas podrían enfrentar, al menos hasta llegar a los 130 o 140km/h, donde el ritmo empieza a decrecer un poco, hasta alcanzar la velocidad tope que se encuentra limitada a 163km/h.
Si alguna moto me hubiera gustado tener por varios días, hubiera sido esta, pero por compromisos de su importador la prueba se limitó a una sola jornada, que sin embargo exprimí al máximo, haciendo 220km en total y regresándola con tan solo 3% de batería.
Esta es la potente batería de la Zero DSR
Fueron varias horas de sacarle el “voltaje” en tramos de montaña plagados de curvas, tampoco faltó la tierra, donde, para mi gusto se siente demasiado intrusivo el ABS (que no es desconectable) así como rígida la suspensión, que por cierto es totalmente ajustable, pero el poco tiempo disponible no me daba para experimentar ajustes diferentes.
«Pocas veces me había sentido tan
extraño al comenzar a probar una moto»
Aunque fue claro para mí que tiene la capacidad de adentrarse por vías sin asfalto sin que uno pase angustias, pero entendiendo que no se trata de una enduro.
Si pudiera cambiar algo, lo primero que haría es poner una espuma un poco más suave, más pensada para el uso turístico, la que trae de serie me pareció bastante dura. Otro aspecto que revisaría es la iluminación, que debería ser de tipo Led en consonancia con una moto de última tecnología, donde los bombillos convencionales desentonan.
Borrando Paradigmas Zero DSR
Ciertamente fue un día de romper mis paradigmas, de entender que una moto propulsada por baterías puede ser tan divertida como una de combustión y en algunos momentos incluso más.
Que la necesidad de un motor que emita sonido es algo que podemos obviar muy rápido, o por lo menos ese fue mi caso, ya que debo decir que no extrañé ni sonido, ni caja de cambios, ni mucho menos el embrague, las vibraciones o la temperatura de un motor a gasolina, cuando empecé a sentirme cómodo en ella y a disfrutar de sus capacidades todo eso quedó olvidado, tan solo me hizo falta una mayor retención del motor cuando entraba rápido a curvas lentas o en descensos muy pronunciados, donde debía apoyarme bastante en los frenos, lo cual tiene su lado positivo, ya que ayuda a regenerar un poco la carga de las baterías, aunque no es algo tan significativo, pues en un descenso fuerte de unos 10 km la ganancia no fue de más del 1 o 2%.
Sin ser una moto de enduro, el destapado se le da muy bien
En este punto solo me queda pendiente responder la pregunta que muchos se estarán haciendo. ¿Cuánto cuesta llevarse a casa una de ellas? La respuesta no entusiasma mucho, como toda nueva tecnología la Zero no brilla precisamente por un precio competitivo y hay que desembolsar cerca de 70 millones por ella, cifra que para la mayoría de nosotros resulta impensable, pero el lado positivo es que el futuro promete mucha diversión sin necesidad de gasolina y con un mínimo mantenimiento, solo hay que tener paciencia y dejar que el tiempo vaya haciendo su tarea. DM
La conectividad es algo usual en las motos eléctricas, gracias a las aplicaciones tenemos información de la moto en tiempo real
Para conocer más de este y otros modelos de la marca californiana, pueden seguir este enlace www.zeromotorcycles.com