Con una relación peso potencia igual a la de un Fórmula 1, con el motor de serie más potente producido hasta la fecha por la marca de los diapasones y con muchas soluciones traídas directamente de las pistas, la Yamaha R1 2004, que probamos en exclusiva, eleva el listón de las deportivas de calle hasta niveles desconocidos.
Desde su lanzamiento en 1998 la Yamaha R1 fue toda una sensación porque estableció en el mercado de motos de altas prestaciones nuevos estándares que obligaron a la competencia a reaccionar, impulsando a las deportivas de nueva generación, a niveles de potencia pura, velocidad, ligereza, facilidad de manejo y efectividad que hace tan solo diez años eran considerados de ciencia ficción. Por todo esto, Yamaha se dio a la tarea de renovar por completo su más refinada máquina, para tratar de mantenerse un paso delante de sus rivales, presentando la ansiada versión 2004 de esta joya llamada R1, que es totalmente diferente a sus antecesoras con las que no comparte casi ninguna pieza y logra mejorar significativamente un producto ya de por sí difícil de mejorar.
Lo nuevo de la Yamaha R1 2004
Lo que más impresiona de la nueva R1 2004 son las cifras de peso y potencia declaradas, 172 caballos para 172 kilogramos, con esto los diseñadores e ingenieros de Yamaha han logrado el tan anhelado 1 a 1 de relación peso potencia que era casi un mito perseguido desde hace bastante tiempo por los fabricantes de este tipo de motos, un privilegio que hace unos años estaba reservado a las mejores máquinas de competición y que pone a la R1 al nivel de prestaciones, hablando en términos de peso y potencia, de vehículos tan exóticos como un Fórmula 1. Para lograrlo se usaron materiales de muy bajo peso como el titanio y soluciones técnicas innovadoras, muchas de ellas nacidas en las competencias del mundial de velocidad y cuya lista parece interminable: Motor de cuatro cilindros y refrigeración líquida inclinado a 40 grados más compacto, ligero y un 13% más potente respecto a la versión anterior, en su interior se encuentran cuatro pistones forjados ultraligeros de alta compresión con 3mm más de diámetro, bielas con recubrimiento de carbono, nuevos árboles de levas más compactos y ligeros, culata DOHC de 5 válvulas por cilindro mucho más compacta, cigüeñal aligerado, caja de 6 velocidades de relación cerrada. Junto a esto se tiene una inyección de doble mariposa optimizada, que incorpora una nueva unidad de procesamiento de la inyección de 32bits, escape de titanio con válvula de EXUP (exclusiva de Yamaha) renovada, sistema Ram – Air que inyecta aire a presión directamente al motor a altas velocidades lo que incrementa la potencia hasta los 180 caballos y que se incluye en la Yamaha R1 2004 por primera vez. Adicionalmente dispone de un chasis doble viga tipo Deltabox, de nueva generación, realizado en fundición de aluminio a alta presión, que incrementa su rigidez torsional en un 200% frente al anterior.
172 caballos para 172 kilos, esas son las cifras más impresionantes de la nueva R1 2004
En el apartado estético también es una moto completamente nueva, que estrena un carenaje más compacto y aerodinámico, en el que la parte frontal tiene una apariencia renovada gracias a las entradas de aire del sistema Ram – Air, que están bajo las luces de nuevo diseño, que ahora disponen de cuatro ópticas, confiriéndole una mirada agresiva e impactante, sin perder ese aire de familia tan característico. Pero definitivamente las grandes sorpresas se encuentran en la parte posterior, donde encontramos un doble escape de titanio, impresionante a la vista e impecablemente terminado, que se asoma por debajo de la esbelta cola, pieza que también ha sido rediseñada por completo a partir de formas más angulosas y afiladas. El conjunto trasero está rematado por la luz de stop formada por leds, tal como marcan las tendencias actuales.
Otros aspectos que se destacan son el basculante trasero, más largo que el de su predecesora para dar más estabilidad en aceleraciones, fabricado en fundición de aluminio a presión y con sus espectaculares refuerzos ahora ubicados en la parte inferior para abrir espacio a los nuevos escapes, factor que también ha obligado a desplazar el amortiguador hacia el costado izquierdo trasero, abriendo espacio para el tubo de escape. La suspensión delantera invertida fue revisada y optimizada, pero además se montó un amortiguador de dirección, que las versiones anteriores pedían a gritos, para darle más aplomo al tren delantero. Los frenos, que han sido desde su salida al mercado uno de sus aspectos más exaltados, ahora cuentan con dos pinzas radiales tipo monoblock de 4 pistones y discos flotantes de 320mm de diámetro en la rueda delantera, acompañados por un disco de 220mm con pinza de doble pistón en la rueda trasera.
Las pinzas de freno delanteras tipo monoblock y con anclaje radial.
Gracias a una gentil invitación de Lleras Bike pudimos probar de manera exclusiva una de las primeras unidades de la R1 llegadas al país, aunque seguramente al momento de leer estas líneas ya habrá varias de ellas rodando por nuestras carreteras. La primera impresión al estar parados frente a la nueva R1 es que es mucho más pequeña y compacta de lo que nos habíamos imaginado, tanto que se parece más a una 600 que a una mil, lo que sicológicamente nos dio una mayor confianza al momento de subirnos en ella. La posición de conducción, como en cualquier deportiva que se respete, obliga a cargar mucho peso en las muñecas, pero en este aspecto la nueva R1 es menos radical que las versiones anteriores, adicionalmente la altura del asiento no es exagerada y una persona de estatura promedio no tendrá problemas para llegar con ambos pies al suelo, factor que sumado a un peso que es inferior al de muchas 600, facilita mucho las cosas para dominarla en parado. Su tablero de instrumentos, muy compacto como todo en ella, da mayor relevancia al tacómetro análogo de estilo tradicional, que se ubica justo en el centro, con la línea roja comenzando a partir de las 13.750 rpm, lo que de entrada nos habla del carácter explosivo del motor. El resto de la información esta concentrada en dos pantallas digitales de fácil lectura, pero el detalle “racing” que más nos gustó, es una luz ubicada a la derecha del tacómetro, usada en las máquinas de competición para avisarle al piloto con un fuerte destello directo a los ojos, cuando el motor ha llegado al tope de revoluciones, de esta manera se pueden hacer los cambios en el punto óptimo sin tener que quitar la vista del frente.
Gracias a Lleras Bike, tuvimos el privilegio de probar en exclusiva la nueva Yamaha R1
Antes de salir a probar este misil de dos ruedas nos tomamos unos minutos para apreciarla en detalle desde todos los ángulos, degustando sus excelentes acabados, el sorprendente doble escape de titanio, el hermoso conjunto óptico frontal que se ve realzado por las tomas de aire, el robusto basculante junto a la inmensa llanta trasera que es una 190/50-17, el impresionante conjunto de frenos delanteros radiales y algunos detalles del motor que se dejaban ver a través del carenado.
La R1 puede ser muy dócil si se quiere, pero su verdadero carácter aparece por arriba de 6.000rpm
Nuestras expectativas con la Yamaha eran muchas porque los informes que hasta el momento habíamos leído nos hablaban de sus increíbles prestaciones deportivas, con velocidades que rozan la barrera de los 300km/h, fulgurantes aceleraciones, extraordinaria estabilidad en las curvas y otra cantidad de descripciones y sensaciones propias de circuitos de velocidad donde la R1 está como pez en el agua, pero nuestra realidad era que no teníamos un circuito para exprimir la Yamaha a fondo y nuestras carreteras se quedan cortas para la potencia de una máquina de estas características, por eso nos fue imposible pensar en buscar, aunque fuera de lejos, los límites de esta máquina, que se encuentran muy por encima de cualquier piloto y optamos por hacer un recorrido “a ritmo seguro”, aprovechando al máximo el poco tiempo que estuvo en nuestras manos, para apreciar sus virtudes como deportiva de calle con un recorrido por las deliciosas carreteras del oriente antioqueño, que son de las pocas que todavía se conservan en buen estado en nuestro departamento.
La Yamaha R1 2004es en realidad dos motos en una, dependiendo de la zona del tacómetro donde se ruede. Si no se pasa de las 6.000 rpm se puede llevar de manera tranquila y relajada disfrutando del placer de saber que no se está usando ni la mitad de la potencia disponible, el motor se muestra dócil, lleno de torque y perfectamente aprovechable en estas circunstancias por lo cual no representa ningún problema transitar en el tráfico de la ciudad o en nuestras carreteras llenas de camiones y carros lentos. Lo único es que su posición de conducción complica un poco las cosas cuando se trata de maniobrar a ritmo lento o al querer movernos entre las filas de carros, algo que debe hacerse con extrema precaución, pero esta es una limitante de cualquier deportiva, no sólo de la R1. El comportamiento “civilizado” al que hacemos referencia no es ninguna sorpresa en una moto radical como esta, de hecho ese fue uno de los principales objetivos que se buscaron al diseñarla, porque actualmente los grandes fabricantes cuentan con la tecnología para extraer aún más “caballos” de sus motores, pero como dice un slogan publicitario “la potencia sin control no sirve de nada”, es por esto que los diseñadores de la R1 tuvieron como prioridad que la potencia disponible fuera mucho más controlable que en las versiones anteriores y sobre todo disfrutable por el usuario promedio de este tipo de motos, aclarando que de todas maneras es necesario tener experiencia previa, en motos de esta clase, antes de pensar en subirse a una máquina de este nivel.
El tablero es 100% racing con indicador de tope de revoluciones a la derecha del tacómetro.
Su segunda personalidad sale a relucir cuando situamos la aguja del tacómetro por encima de las 6.000 rpm, algo que se consigue sólo con enroscar un poco el acelerador. De esta manera tendremos, no sólo un sonido fantástico que eriza la piel, sino también potencia suficiente para hacer subir la adrenalina instantáneamente a nivel máximo y brindarnos sensaciones tipo “MotoGP” en apenas unos segundos. Para esto es necesario agarrarse fuerte al manubrio y esconder el casco detrás de la pequeña cúpula para poder mantener el control, aunque a veces es tal la potencia que la rueda delantera quiere despegarse del asfalto a puro acelerador. La aceleración es bestial asando de 7.000rpm y al llegar a 10.000, cosa que sucede en fracciones de segundo, se vuelve aterradora, sin duda de las mejores que hayamos sentido en dos ruedas, convirtiendo a la más extrema de las montañas rusas en un simple paseo y eso que a partir de este punto y hasta la línea roja todavía hay mucha potencia por exprimir, pero por consideración al motor recién estrenado, preferimos no abusar.
Espectacular resulta el diseño del doble escape en titanio, de la tijera con sus refuerzos inferiores
En ella no se requieren muchos kilómetros para comenzar a disfrutar de sus sensaciones únicas, de hecho es una moto a la que uno se adapta mucho más rápido de lo que se puede pensar, pero como en toda máquina de esta categoría lo importante es mantener la cabeza fría y ser conscientes del potencial disponible en el puño derecho para así disfrutar de manera racional las increíbles sensaciones que proporcionan su sorprendente aceleración, la impecable estabilidad y el soberbio agarre en las curvas que es una de las cualidades más elogiadas de la R1 junto a su gran poder de frenado.
En resumen, la Yamaha R1 2004 es indiscutiblemente una de las mejores y más hermosas motos deportivas de nuestros tiempos, diseñada para ganar carreras en los circuitos de velocidad pero también para ser disfrutada por el motociclista normal al cual brindará sensaciones y emociones que muy pocas máquinas construidas en serie pueden proporcionar.
Texto: del piloto, Mauricio Gallego y bajo estas líneas a nuestro director, mientras capta con su cámara los mejores ángulos de la Yamaha R1 2004