La idea de realizar el viaje al Ecuador en motocicleta nació en marzo del 97 cuando compramos nuestra Suzuki GS500E y a medida que recorríamos kilómetros el deseo de hacer un viaje realmente largo de varios días se fue acrecentando. Fue así como a través del 97 mi esposa y yo fuimos con la moto a Cali, Coveñas, Cartagena, Bogotá y Manizales. Ya solo restaba pasar la frontera y recorrer un país vecino.
PREPARACION
Lo básico para realizar un viaje de estos es tener el equipo adecuado, lo puedes conseguir tan sofisticado, especializado y caro como quieras (obviamente importado) o usar cosas «normales» que apropiadamente escogidas cumplen bien su función. No nos podemos engañar, el andar en moto implícitamente conlleva el riesgo de una caída y créanme, lo sé, por experiencia propia, el asfalto es bastante duro, por esto el equipo del que hablo es tendiente a proteger nuestra cabeza y cuerpo. Lo que no se puede negociar bajo ningún caso ni pretexto es el casco (tanto en ciudad como en carretera) y por favor uno de buena calidad que realmente proteja lo más preciado que tenemos, nuestra cabeza. ¿Qué son caros? Si, es cierto ¿pero en cuanto valoras tu cabeza? El resto se compone de guantes, jeans, unas buenas botas y chaquetas. Las de cuero son excelentes y bastante resistentes y por supuesto ropa para la lluvia que en algún momento se tendrá que usar. Ya no sé que pensar cuando veo familias enteras encima de una moto sin ninguna protección arriesgando temerariamente la vida, incluida la de los niños, aunque ellos no lo vean así.
Lo siguiente que tienes que resolver es el equipaje, lo que requiere una buena dosis de imaginación debido a la poca capacidad de carga con la que cuenta una moto. En nuestro caso utilizamos una bolsa sobredeposito que va encima del tanque. Aquí empacamos la ropa, la cual no era mucha. Nuestro equipaje se componía, aparte de la ropa que llevábamos puesta, de un jean, una camisa, un short, una camiseta y la ropa interior. En moto hay que acostumbrarse a estar días enteros con la misma ropa por sucia que este, el truco consiste en usar la misma muda para viajar en el día y otra, que se conserva más limpia para usar cuando llegues al sitio de destino. Además contábamos con un «top case» (una maleta) que gracias a un soporte especial para la GS adaptamos a la moto. Aquí empacamos las chaquetas, la cámara, las cosas de aseo personal y otras cosas menores. Como verán, en este aspecto hay que ser lo más práctico posible.
Cruzando la frontera en Rumichaca. Arriba plaza de Popayan.
Al viajar hay que tener muy en cuenta la parte mecánica, que es la diferencia entre un viaje placentero y un viaje que puede ser un verdadero infierno. En mi caso no sé mucho de mecánica pero soy fanático del mantenimiento preventivo. La GS ha ido religiosamente al taller cada 6000 kms (actualmente cuenta con 34.000) que es el intervalo recomendado, aunque la cuenta no siempre es barata es una buena inversión porque nunca he tenido ningún problema mecánico o varada. Como el viaje estaba calculado para 4500 a 5000 kms en total simplemente la lleve a mantenimiento antes de salir, cargue un par de bujías y un kit para arreglar la llanta en caso de pinchazo, me asegure que las llantas y los frenos estuvieran en buenas condiciones y que aguantarían todo el viaje y nada más. La GS no se quejo ni una sola vez en todo el viaje. Si nos planteamos un viaje más largo que sobrepase los intervalos de mantenimiento debemos planear mejor este aspecto aprendiendo a hacer todo lo necesario para mantener la máquina en óptimas condiciones de funcionamiento. Entre más largo sea el viaje más expertos deberemos ser en mecánica y además hay que planear mejor los repuestos que llevaremos.
Hablando un poco del conductor y acompañante, el estado físico es importante y también los kilómetros de experiencia. Después de algunas horas sobre la moto el cuerpo empieza a protestar, los músculos de los hombros, la espalda y las nalgas se quejan. Si no estas acostumbrado puede ser realmente duro, un buen estado físico ayuda a aminorar estas molestias. Si no has hecho previamente viajes largos, lo mejor es empezar a entrenarse con viajes, al principio cortos y luego cada vez más largos. De todas maneras es importante parar para descansar cada hora u hora y media, para que el cuerpo no se resienta mucho.
En cuanto al viaje, averiguamos por diferentes medios sobre Ecuador, las ciudades interesantes para visitar, los atractivos turísticos, el cambio de moneda, el costo de alojamientos, comida, gasolina etc. para armar el presupuesto, hicimos un itinerario de viaje tentativo y visitamos el consulado para averiguar que requisitos de ingreso habían. Para nosotros el pasaporte y para la moto un documento que se llama «paso libre por aduanas» que lo obtuvimos en el consulado.
Por fin, llego el día esperado, iniciamos nuestro viaje el 25 de diciembre a las 10:00 am.
MEDELLÍN – CALI
La primera jornada fue una ruta ya conocida para nosotros, por lo cual el viaje no tuvo grandes sorpresas y todo transcurrió tranquilamente. La parte que más me gusta es después de pasar Cartago donde hay una desviación para coger la carretera Panorama, que llega hasta Yumbo a pocos kilómetros de Cali. Es una carretera plana, de casi 150 kms. con muy pocas curvas que atraviesa todas las planicies del Valle ofreciendo una vista hermosa y donde puedes mantener cruceros de 140 kms/hora sin ningún problema.
Iglesia en Pasto
CALI – TULCAN
Al siguiente día salimos temprano rumbo al sur. En menos de dos horas llegamos a Popayan, una ciudad tranquila con cierto aire colonial y con gente muy amable. Recorrimos un poco la ciudad, descansamos y continuamos nuestro camino hacia Pasto. Al salir de Popayan se empieza a bajar hasta llegar al valle del Río Patía, lugar preferido de caza de Caleños y Payaneses. El paisaje es semi-desértico, sin casi población ni tiendas donde refrescarse y aplacar un poco el calor que es bastante fuerte por lo que no quisimos parar hasta atravesar el valle. El alivio llegó cuando comenzamos a subir por la cordillera rumbo a Pasto. El paisaje cambio bastante y pudimos observar las hermosas montañas de esa región con sus laderas colmadas de pasto verde y profundos precipicios que no animan mucho a ver el fondo. También nos sorprendió la cantidad de túneles que pasamos. Invertimos algo más de 5 horas para llegar a Pasto, allí almorzamos, descansamos y aprovechamos para tomar algunas fotos. Salimos hacia Ipiales donde pensábamos pasar la noche. Tardamos un poco más de una hora para llegar recorriendo una divertida carretera llena de curvas y con buen asfalto. Cuando llegamos a Ipiales eran solo las 4:00 pm y como la ciudad no nos gustó mucho como para pasar la noche decidimos pasar la frontera ese mismo día. En el puesto de aduana presentamos nuestros pasaportes y los documentos de la moto y con uno de los tantos cambistas ambulantes cambiamos cada peso por 3.3 sucres. Cruzamos el puente de Rumichaca, repetimos el proceso de presentar los documentos en la aduana ecuatoriana y seguimos hacia Tulcan, una ciudad comercial de calles estrechas y ruidoso comercio, a la cual van numerosos colombianos a comprar productos y prendas de cuero para luego negociar en nuestro país. Nos llamó la atención que la gente no era amable y era un poco tosca, lo que nos desanimo, sin embargo después comprobamos que entre más viajábamos hacia el Sur la gente se volvía más y más amable. Al día siguiente aprovechamos la mañana para visitar el cementerio, el principal atractivo de esta ciudad y el cual es realmente hermoso debido a las figuras hechas en pino, a punta de tijeras, podándolos hasta formar hermosas esculturas, figuras de animales, motivos indígenas y arcos. Realmente vale la pena visitar este sitio.
Panorámica de Quito, Cerro del Panecillo.
TULCAN-QUITO
Lo primero que nos sorprendió de Ecuador fueron las carreteras, las cuales estaban en regular estado. Mucha gente, que viajó por Ecuador hace cinco o más años, nos habían dicho que eran excelentes, pero la realidad fue otra. En el último lustro estas carreteras se acabaron y las de Colombia mejoraron bastante. Almorzamos en Ibarra, una ciudad intermedia a medio camino entre Tulcan y Quito de la cual, lo que más recuerda Adry es el postre que se comió que estaba delicioso.
Después de recorrer 1.200 kms desde que salimos de Medellín llegamos a Quito. Entramos por el Norte, que es la parte moderna y más bonita de la ciudad. La primera impresión fue muy agradable, amplias avenidas con modernas edificaciones y calles en buen estado. Me recordó mucho al norte de Bogotá, más descongestionado. Nos llamo la atención el sistema de Trole-Bus (buses eléctricos con una línea fija) que le dan un toque pintoresco a la ciudad. Cuando llegas a una ciudad, la parte más difícil es encontrar alojamiento en un sitio de buena presencia y que sea barato, obviamente descartamos los hoteles de 5 estrellas, tan costosos como aquí. A base de preguntar a la gente de la ciudad nos decidimos por un pequeño hotel cerca del centro de la ciudad y a muy buen precio. Descansamos un poco y luego salimos a recorrer la ciudad. Lo primero en que piensas en conocer, son los centros comerciales, llegamos a uno con unas pocas indicaciones del encargado del hotel, allí compramos un mapa de la ciudad (la mejor herramienta en un sitio desconocido) el que nos sirvió para guiarnos. Al poco tiempo, nos ubicábamos perfectamente en la ciudad recorriéndola sin mayores contratiempos.
La mitad del mundo, lugar de visita obligada, a pocos kilómetros de Quito
Al día siguiente hicimos la obligada visita a la ciudad Mitad del Mundo, donde se encuentra el monumento que señala la línea del Ecuador y donde perfectamente te puedes tomar una foto con un pie en el hemisferio sur y otro en el hemisferio norte, es el cuadro más típico que encontrarás allí. El resto del día lo dedicamos a conocer la ciudad, cabe destacar el cerro del panecillo, dominado por una escultura de grandes proporciones de la Virgen María y del cual se divisa toda la ciudad. La parte que nos desilusionó fue el centro de la ciudad que se supone es la parte colonial, pero estaba tan sucia, llena de vendedores ambulantes y tan difícil parquear que seguimos derecho sin bajarnos de la moto.
Continuará….. no te pierdas el final de esta aventura.
Texto y fotos: Mauricio Gallego A / Adriana M. Betancur
Edición 5
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