Desde el inicio de la Superprueba, teníamos claro que la GS 500 sólo podría mostrar sus virtudes deportivas en un lugar especial, una pista de carreras, esto por varias razones: primero por seguridad, ya que es claro que en carretera abierta atacar a fondo en una máquina de las capacidades de la GS sería una locura, y la demencia no domina nuestra afición; segundo por facilidad, dado que en un circuito se pueden tomar tiempos, que permiten evaluar la evolución y además en una pista, sólo son piloto y máquina, contra un trazado que ha sido diseñado para exigir al máximo las capacidades de ambos; y por último esta el deseo y la emoción, algo que para todo gomoso de las motos y la velocidad, es como un sueño y a la vez un reto que le permitirá conocer sus verdaderas capacidades sobre la máquina.
Para hacer este sueño realidad, primero debíamos conseguir el Autódromo, lo cual no dejaba de preocuparnos, más si tenemos en cuenta que Tocancipá es el único escenario de esta clase en el país. El camino a seguir fue plantearle el asunto a las directivas de Autódromos S.A., quienes de inmediato aceptaron.
La Preparación
Colocamos un juego nuevo de llantas Pirelli, en remplazo de las Bridgestone originales, que murieron tras 14.000 km. Además de las “gomas” se colocó un manubrio deportivo que produce Custom Evolution mucho mejor para la prueba, también cambiamos aceite, filtro, y por si acaso, llevamos de repuesto un juego de maniguetas de freno y embrague, dando por terminada una preparación, donde lo importante era rodar con todo “de serie”.
Pero “La Polla” no estaría sola, con el fin de poder establecer alguna comparación que nos aportara mayor información acerca del desempeño de nuestra moto de prueba, llevamos otras tres GS 500. La primera idéntica a la polla, pero con llantas Bridgestone y 7000 km, la segunda con el mismo kilometraje de “La Polla”, pero de la primera versión que venía con un carenaje completo, la tercera también con carenaje pero con 50.000 km recorridos. Con estas tres “rivales” podríamos evaluar el comportamiento de las diferentes llantas, el rendimiento del motor con diferentes kilometrajes y por último saldríamos de dudas acerca del desempeño aerodinámico del carenaje.
GS-1, 50.000 km. – GS-2, 7.000 km. – «La Polla», 17.000 km. – GS-3, 17.000 km.
6 am. Salida
Con todo listo partimos a la hora señalada rumbo a Tocancipá. El viaje fue perfecto, sólo nos preocupaba el paso por Cocorná, por aquello de las “pescas”, algo triste a lo que no podemos acostumbrarnos. Ya instalados y con la pista a nuestra disposición, comenzamos a rodar en el trazado más largo (2.725 mts.). Tras varios giros de reconocimiento comenzamos a apretar un poco el ritmo, al principio muy parejos, pero a medida que avanzaban los giros cada uno fue encontrando su ritmo. En este primer acercamiento a la pista “La Polla” estuvo marcando los mejores tiempos, siendo muy notoria la ventaja que sacaba a las demás en la recta, pero esto apenas comenzaba y aún era temprano para adelantar conclusiones.
No será una moto de carreras pero tiene con que defenderse.
La más rápida
Las primeras respuestas a nuestras dudas llegaron luego de las pruebas de aceleración. Para lo cual usamos la recta principal del autódromo, que tiene 556 mts de longitud. Saliendo en parejas corrieron las 4 motos, tres intentos cada pareja. El resultado muy interesante, pues comprobamos el excelente momento que atraviesa el motor de “La Polla”, que gano a todas con buena diferencia a favor. Además de esto, comprobamos que el carenaje le quita velocidad a la moto, algo que se notaba al final de la recta, donde “La Polla” le sacaba buena ventaja a las dos GS carenadas, pero también pudimos ver como la GS de 50.000 km tuvo una reñida batalla contra la otra GS, con apenas 17.000 km recorridos, con esto quedó claro que este bicilíndrico, tiene madera para muchos kilómetros. Es importante destacar que las 3 motos que nos acompañaron siguen las tablas de mantenimiento indicadas en el manual y que todos los motores se encuentran estandar.
Día 2
Comenzamos a rodar desde temprano, el plan era comparar el desempeño de las llantas y medir el consumo de combustible y aceite rodando fuerte. Nuevamente “La Polla” estuvo rodando mucho más rápido, sacando partido de esa mayor aceleración que ya había demostrado y dejando claro que a pesar de ser una máquina de calle, cuenta con argumentos suficientes para entrar en una pista y brindar sensaciones fuertes sin necesidad de modificar en absoluto la mecánica.
Con 17.000 km , el motor de «La Polla» pasa por un excelente momento, esto quedo claro en las «carreras» que organizamos.
Charlando durante el almuerzo, no tardaron en aparecer las primeras conclusiones:
1. La más rápida, sin duda “La Polla”. 2. Las llantas son muy parejas, aunque las Bridgestone son mucho más sensibles ante cualquier pequeño cambio en la superficie del asfalto, con lo cual el manejo debe ser más delicado. 3. Para sacar el mayor provecho a la moto se requiere de un manubrio pequeño, siendo excelente el original de la primera versión y una buena opción el de Custom Evolution. 4. La GS es una moto muy versátil, buena como transporte diario, que permite hacer viajes largos y finalmente muy efectiva en circuito, lástima que no tengamos más pistas para disfrutarla.
Durante la tarde estuvimos rodando en una sección del circuito que forma una especie de ovalo de casi un kilómetro. Esta zona de la pista permite mantener unos promedios de velocidad bastante altos y exige frenadas muy fuertes en una de las curvas. La otra curva se hace a mucha velocidad sometiendo las llantas a un trabajo muy fuerte donde suben bastante de temperatura y deben demostrar su buen agarre. En todo el tiempo que estuvimos girando, los frenos siempre respondieron de manera impecable, sin mermas de potencia y sin perder el tacto suave y progresivo que los caracteriza, les recordamos que adelante aún están las pastas originales y atrás tenemos unas EBC que han funcionado a la perfección. En cuanto a las llantas, pudimos notar un rápido desgaste a los costados de las Pirelli, donde podía verse claramente como el caucho se recogía formando unas estrías que es raro ver. Un claro indicio del fuerte trabajo al que estaban siendo sometidas. Las Bridgestone, en cambio, nunca mostraron tal aspecto, lo cual nos dice que están fabricadas con un caucho más duro, factor que puede ser el causante de las diferencias de comportamiento que ya comentábamos. Por lo mismo al ser más blandas las Pirelli, ofrecen mayor adherencia a cambio de un mayor desgaste. Dicha diferencia también influye en la aceleración, pues entre más blando sea el caucho más se pega al suelo y hay menos perdidas de tracción, esto pude haber influido de cierta forma a favor de la Polla, pues las Bridgestone siendo más duras no se “pegan” tan bien al suelo. Todo esto son opiniones nuestras, aunque no somos ni mucho menos especialistas en llantas.
Sólo son tres kilómetros y 10 curvas, pero se disfrutan como si fueran mil.
Al final se hicieron en total 1.300 km, de los cuales 400 se hicieron en la pista, casi la distancia que hay entre Medellín y Bogotá. Por fortuna no tuvimos ningún incidente que lamentar, salvo sustos de los que salimos intactos, en parte gracias a que supimos mantener un pequeño margen de seguridad y en parte también al excelente comportamiento de las cuatro motos, que nunca mostraron el más mínimo indicio de fatiga y siempre respondieron como debe ser ante un trato muy fuerte, incluso más de lo que en principio habíamos planeado.
No queremos terminar sin antes dar nuestro agradecimiento al Gerente de Autódromos S.A. y a todo el personal de la pista, por la excelente forma en que nos acogieron durante nuestra permanencia. Además queremos felicitar al grupo de propietarios del escenario. Ellos unieron esfuerzos para hacer realidad el sueño de tener una pista, y hoy en día tras 18 años de haber sido fundado este escenario, siguen demostrando que sí se puede tener un autódromo, y además produciendo utilidades y gozando de un calendario de eventos tan agitado, que muchas pistas lo envidiarían. Ojalá sirva esto de ejemplo para que algún día nosotros los gomosos de la velocidad en las demás ciudades nos unamos, convirtiendo en realidad, el sueño de tener una pista propia, estamos seguros de que muchos se apuntarían, por el momento ya hay uno fijo.
Una vuelta en TOCANCIPA
Supuestamente voy rodando al inicio de la recta con la moto en tercera a 90km/h y con el acelerador a fondo; a 9.000rpm pongo cuarta, nuevamente hasta 9000, pongo quinta, de nuevo a fondo, voy a 150 y el final de la recta se acerca. Ahora lo importante es aguantar lo más que pueda; cuando considero oportuno inicio la frenada levantando el cuerpo y tratando de llevar al máximo los frenos sin bloquear la rueda trasera, a la vez bajo 2 cambios y entro en tercera a 75km/h. Sé que al final la curva se cierra, por lo cual me abro y desacelero un poco, termino la curva y salgo listo para enfrentar la curva siguiente, que es muy cerrada y obliga a inclinarse mucho, eso lo se por que el pie toca el asfalto. Salgo en segunda con el acelerador a fondo, sigue una pequeña recta y luego la “S”, que hago en tercera sin soltar el acelerador, la sensación es indescriptible, de inmediato cambio de dirección manteniendo el acelerador a fondo y utilizando la pista de borde a borde. A la salida de la curva engancho la cuarta, acelero a fondo y me pego al tanque evitando el viento al máximo, voy por la recta de atrás de pits y la curva que sigue es muy rápida, entro en ella por fuera a 110 y me acerco lo más que puedo al borde, manteniendo la velocidad; todavía en la curva acelero a fondo y pongo quinta, me agacho nuevamente, subo hasta 9000 revoluciones, pongo la sexta, cálculo que voy a unos 160 y de inmediato toco los frenos, bajo dos cambios y entro en la curva rápida del ovalo a 110km/h, en la mitad suelto un poco por un pequeño resalto que sacude la moto, pero inmediatamente vuelvo a poner toda la potencia en la rueda, con lo cual salgo a 125 km/h. Todavía un poco inclinado engancho la quinta y nuevamente el pecho al tanque. Sigue una leve curva a la izquierda a la que entro con todo. Faltando poco para la siguiente curva áplico fuerte los frenos y siento derrapar la rueda trasera mientras bajo otro cambio y me acomodo para entrar en una “S” muy exigente. Paso el primer viraje, cambio de dirección usando todo el cuerpo y bajo a segunda, nuevamente siento el asfalto en la bota y salgo acelerando, para subir a tercera y coger la curva que da a la recta, donde de nuevo acelero a fondo para seguir gozando de lo lindo. Ahora que escribo esto, recuerdo las imágenes que días atrás daban vueltas en mi cabeza, imaginando las sensaciones que sentiría en Tocancipá y con toda sinceridad les aseguro, la realidad es mucho mejor.
Texto: Juan C. Posada.
Fotos: Ruben D. muñoz, Juan C. Posada Mauricio Gallego.
Colaboración especial: Juan F. Alzate, Luis F. Giraldo, Gabriel J. Abad, Rudy H. Quiceno.
Agradcimientos: Autodromos S.A.
Edición 12
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