Este hombre fue un visionario que logró cambiar el motociclismo, protagonizando una epopeya industrial, deportiva y humana.
Soichiro Honda nació en 1906, en Komyo, en los alrededores de Hamamatsu. Era el hijo mayor de un herrero y desde muy pequeño se familiarizó con las herramientas en el taller de su padre donde ayudaba a reparar bicicletas. Todavía muy joven se fue a Tokio, donde hizo su aprendizaje en un taller de carros, aunque al comienzo le toco hacer de niñera de los hijos del dueño, pero más adelante fue ascendiendo, mientras ganaba prestigio como preparador de autos de carreras, incluso fabricó su propio carro partiendo de un motor V8 de aviación, con el que competía en carreras locales consiguiendo algunas victorias, hasta que en 1936 durante el All Japan Racing (una carrera muy famosa de la época en oriente) sufrió un accidente que estuvo a punto de costarle la vida, siendo este el fin de su carrera deportiva.
Esta es la «Chimenea», primer motor fabricado por Honda
Después de vivir 6 años en Tokio, Honda regresó a Hamamatsu, donde estableció un nuevo taller, pero un año después en 1937 funda la Tokai Seiki y se dedica a producir anillos para motores, pero muy pronto se ve obligado a estudiar sobre la tecnología de los metales, recibiendo algunos cursos e investigando por su cuenta. En ese momento Honda entiende el gran valor de los conocimientos y la tecnología. Algo que sería clave en el futuro.
Con la segunda guerra mundial, la Tokai prosperó vendiendo anillos a la industria militar, mientras Honda que cada vez se interesaba más en la investigación, inventa un sistema de fusión a presión para la fabricación de hélices que permite hacer dos unidades en una hora en lugar de la semana que tardaba en hacerse una hélice de madera. Este pequeño milagro en plena guerra, le vale una carta honorífica de las autoridades superiores y el calificativo de héroe industrial.
Soichiro Honda a la izquierda junto a Takeo Fujisawa, su socio y genio de las finanzas de Honda Motors
Al terminar la guerra Honda cierra otro capítulo de su vida al venderle a Toyota la Tokai Seiki y con la pequeña fortuna que recibió, se dedicó todo un año a emborracharse con sake que el mismo preparaba en un alambique casero y a tocar el Shakuhashi, un instrumento tradicional japonés, en compañía de amigos que invitaba a sus fiestas. Pero Honda vuelve decidido a triunfar nuevamente en los negocios y en 1946 funda Honda Research Institute, ubicada en Yamashita, en Hamamatsu, y lo primero que hace es comprar una gran cantidad de pequeños motores de dos tiempos que habían sido desechados por el ejercito y los empieza a montar en bicicletas, que en un país devastado por la guerra tuvieron gran aceptación. Tan pronto como se fueron acabando los motores, Honda se dio a la tarea de fabricar su propio motor y de allí nació la Honda tipo A, una bicicleta con un motor de dos tiempos de 50cc montado entre el marco que era conocida como “Chimenea”.
Honda Tipo D «Dream» el primer sueño de Soichiro, Fabricar una moto completa
En septiembre de 1948 funda la Honda Motor Co. y un año después se asocia con Takeo Fujisawa, quien sería el encargado de las finanzas, mientras él asumía el control de la ingeniería, una unión que rendiría sus frutos y que cambiaría la historia del motociclismo. Pero el primer reto de Honda con su nueva empresa, era fabricar una moto completa y en el ’49 lo logra con la tipo D, una máquina de 98cc y tres caballos. Para ese momento Honda contaba con 20 operarios y mientras celebraban su nueva creación, alguien dijo “Es como un sueño” y Soichiro exclamó “Eso es ¡Sueño!” y de esta manera fue bautizada la primera Honda fabricada completamente por la marca.
El ascenso de Honda fue vertiginoso, en cinco años había pasado de 20 a 2.000 empleados y ya era líder en Japón, pero Soichiro no se relajaba ante su éxito, por el contrario su objetivo era desarrollar la primera cuatro tiempos y esto lo logro con la Dream E, una moto de 146cc, pero el verdadero salto en las ventas vino con la Super Cub (primera versión de la C 70) que salió al mercado en 1958 y que gracias a su confiabilidad, bajo precio y fácil manejo se convirtió en la moto ideal para muchas personas en todo el mundo y en la moto más vendida de la historia, hoy en día se han superado los 26 millones de unidades. Este modelo dio a Honda una fuente de financiación casi inagotable y es una de las bases sobre las que pudo cimentar el desarrollo de su marca.
La Super Cub a la izquierda es la moto más vendida de todos los tiempos.
Pero Honda nunca perdió la pasión por las carreras, por esto se decidió a competir en las carreras de la isla de Man, el TT (Tourist Trophy), la competencia más prestigiosa del motociclismo mundial en aquella época. Él sabía que ganando esta competencia, lograría el prestigio que necesitaba para salir a vender sus motos a todo el mundo. En 1959 desembarcó por primera vez con cinco pilotos japoneses que correrían en unas bicilíndricas de 125cc que todavía no estaban a la altura de las mejores motos europeas, sin embargo Honda regreso a casa con un sexto puesto y con el título de marcas. No fue nada espectacular, pero dejo marcado el camino para los incontables triunfos que vendrían.
Honda siguió obsesionado con ganar carreras, pero su meta era dominar el TT y con este objetivo contrató a pilotos europeos que conocían la pista y que tenían experiencia en el mundial de motociclismo. La primera victoria la consiguió en el Gran Premio de Alemania en el ’61 con una 250 de cuatro cilindros, este era también el primer triunfo de un japonés en el mundial, su apellido era Takahashi. Ese mismo año el 12 de junio, temprano en la mañana, Soichiro acompañaba a sus pilotos en la isla de Man y consigue los cinco primeros lugares en 125 con el piloto ingles Mike Hailwood a la cabeza y por la tarde en la carrera de 250 repite la hazaña con Hailwood en cabeza seguido de otras cuatro hondas. Así de esta forma contundente Soichiro logra el reconocimiento mundial de su marca barriendo en su tercer año en la principal carrera de la época.
Mike Hailwood con la 250 ganado el TT en la isla de Man, esto le abrio las puertas en todo el mundo a Honda
En 1967 Honda decide retirarse de la competición, en un tiempo record había logrado ganar 16 campeonatos mundiales, 18 títulos de constructores, sumaba 137 victorias en grandes premios y 18 en el TT. Ahora la meta de este hombre era el mercado de las motos deportivas, un jugoso segmento que crecía a un ritmo vertiginoso en los Estados Unidos y que tenía como principales protagonistas a las motos Inglesas, máquinas como las Triumph o las BSA, que a pesar de ser algo obsoletas contaban con buena potencia y estabilidad.
Después de algunos intentos que no tuvieron el éxito esperado, Honda deslumbró al mundo en 1968 con la CB 750 una moto de cuatro cilindros que marcó el inició de la era moderna del motociclismo de carretera y que se convirtió en lo máximo a lo que podía aspirar un aficionado.
Con la CB 750F Honda puso en jaque a las motos europeas
Sentenciando de paso a la industria europea que nunca pudo igualar ni el precio, ni la calidad, ni el rendimiento de esta joya mecánica que hoy en día es una pieza de colección de alto valor.
Soichiro se retiro de la dirección de Honda en 1973, habiendo cumplido su sueño de consolidar su marca en el ámbito mundial y logrando cambiar en 25 años el panorama del motociclismo. Tras su muerte en 1991 dejó sentadas las bases de un imperio que ha colonizado los cinco continentes con sus motos y sus carros y que cada día se expande más.
Texto: Juan C. Posada – Fotos: Archivo
Edición 33
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