Después de cumplir la cita con las carreteras del Himalaya, aventura que ocupa la portada de esta misma edición, nos esperaba una visita a la planta de Oragadam, instalaciones que se encuentran a una hora de la ciudad de Chennai y que fueron inauguradas en abril de 2013 en un terreno de 20 hectáreas, donde la marca se dio el «gusto» de construir una moderna planta de producción y ensamble, con una capacidad para fabricar 600.000 motos por año.
Esta planta ocupa 20 hectáreas y está en capacidad de producir 600 mil motos al año.
Chennai es una agitada ciudad costera ubicada al sureste de India, hasta allí volamos junto a varios colegas de Tailandia e Indonesia para hacer un recorrido por la planta de Oragadam, que en 2014 se convirtió en la fábrica principal de Royal Enfield dentro de un plan de crecimiento de la marca, liderado por su CEO Siddhartha Lal, que es como una especie de «rockstar» de las motos que ha venido dirigiendo el rumbo de la compañía en los últimos años y que tiene muy claro el norte de esta marca. Con él tuvimos una larga conversación mientras compartíamos un desayuno en el hotel antes de salir hacia la planta. En esa conversación quedó clarísimo que Royal quiere seguir creciendo y expandiéndose a otros mercados, que en un futuro cercano llegarán nuevos modelos y muy seguramente nuevas motorizaciones, tal como lo vimos con la nueva Himalayan, pero que su objetivo no es entrar en la guerra por ofrecer motos de alto desempeño, lo suyo es brindar una experiencia diferente, única, con estilos muy propios de lo que representa esta marca y con ese sabor tan especial que tienen cada uno de sus modelos.
A pesar de ser una planta dotada con la más moderna tecnología, todavía se siguen decorando a mano las piezas de algunos modelos, algo que habla del espíritu único que mueve a esta marca.
Al llegar a la planta lo que primero llamó nuestra atención fue la amplitud de los espacios, con áreas muy iluminadas y ventiladas, ambiente de trabajo más agradable, aunque el calor en esta región de India en esta época es impresionante y la temperatura podía rondar fácilmente los 35º, mucho mejor que los 40 grados que había en el exterior.
En nuestro recorrido pudimos ver algunas zonas dedicadas al mecanizado de piezas de motores, con maquinaria de última generación, así como las líneas de ensamble de motores y los bancos de prueba de los mismos que no paraban de ensayar los monocilíndricos de 350, 400 y 500cc. También pudimos recorrer la planta de pintura de última generación con equipos robotizados, que es motivo de orgullo para la marca.
Royal Enfield es la única empresa automotriz de India que emplea a mujeres, de las cuales vimos bastantes en el armado de motores, donde su precisión y habilidad son muy valoradas.
En el proceso de producción también intervienen mujeres, algo en lo que Royal es pionero en India.
Pero lo más impresionante de toda la visita no fueron ni las máquinas de alta tecnología, ni los robots, tampoco la pista de pruebas o la eficiente línea de ensamble que ve salir una nueva Royal cada minuto, lo más descrestador de todo fue ver a los talentosos artistas que todavía decoran a mano los tanques y las tapas de algunos de los modelos que Royal sigue produciendo como lo hacían en el pasado, no por nada es la marca de motos más antigua y sus motos son únicas. DM