Mateo Moreno, Nos habló de «la bestia»
La Super Duke R 1290 es todo lo que uno menos se imagina, es una bestia como KTM la bautizó, pero diría que es una bestia con collar, a la que se puede llevar para donde quiera. Aunque no lo pareciera es sumamente suave y cómoda. Es mucho más fácil de manejar que cualquier superbike y que cualquier naked.
Siempre me han fascinado los motores en V, me encanta su sonido y la ventaja de que tienen mucho torque, y cuando las motos tienen torque, tienen recuperación, son más ricas de manejar, porque la velocidad final se experimenta una vez en la vida si acaso, no es algo del día a día, pero el torque si lo es, en cualquier subida, a la salida de cada curva o adelantando a otro vehículo, ahí se está disfrutando del torque.

No se parece en nada a su KTM del Dakar, pero a Mateo le da igual cuando se trata de disfrutar a fondo una moto.
Si pudiera pedir mi moto soñada el resultado sería algo muy parecido a esta Super Duke, una moto con mucho torque, con motor en V y con un sonido brutal, así como suena con el Akrapovic de carreras, que parece un helicóptero ruso aterrizando. Una moto imponente, con suspensión monobrazo, con rines de aspas y con gran comodidad y suavidad en todo, acelerador, embrague, la facilidad de los frenos. Y a propósito de esto último, descreste total el modo de frenada Supermotard, que permite bloquear el freno trasero y mantener el ABS adelante, de esa manera la moto nos deja portarnos mal, entrando a las curvas derrapando.
Girando con ella en Tocancipá no encontré ninguna razón para apagarle las ayudas, hay motos que si lo necesitan para poder aprovechar al máximo la potencia, sobre todo cuando la electrónica, específicamente el control de tracción, interfiere de manera muy brusca opacando el desempeño del motor, pero en esta moto no pasa eso. Cuando hice el experimento, para ver si lograba una mejor aceleración sin ayuda electrónica, muy rápido me di cuenta de que era mucho más rápido cuando tenía la electrónica activada. Hay tanto torque que la moto exige demasiada sensibilidad con el acelerador y en eso el sistema es tan eficiente, tan bien calibrado, que salvo que queramos ir con la rueda delantera en el aire o derrapando, lo mejor es disfrutar de las ayudas y concentrarnos en el manejo, indiscutiblemente seremos más rápidos y lo más importante con mayor seguridad.
La suspensión está enfocada al uso en calle, con bastante confort, no encuentro razón para cambiarla, salvo que uno vaya a buscar los mejores tiempos en un autódromo, algo que no aplica en Colombia donde solo hay una pista y rara vez puede uno ir a montar, mientras que en el uso de todos los días la moto va muy bien como viene de serie.
Pensando en un motociclista normal, no un piloto con experiencia, el nombre bestia asusta de entrada, es como cuando en los 90 uno se acercaba a las motos que se llamaban RR y creía que eran intocables y de hecho eran motos de mucho cuidado, con motores muy bruscos que exigían experiencia, pero en este caso sucede todo lo contrario, esta moto es una streetfighter, un estilo que ofrece gran versatilidad, con un manubrio amplio que da gran control, con una postura muy cómoda que permite irse de viaje como en cualquier moto de turismo mientras sea por asfalto. Es una gran sorpresa encontrar que una moto llamada «la bestia” resulte tan amigable, tan fácil de manejar y que en el momento en que uno lo desee puede descubrir su lado más salvaje.