La velocidad en Colombia se niega a morir, no crece pero tampoco se estanca y a pesar de que sólo contamos con una pista que rara vez las motos pueden pisar, da gusto vivir de cerca una carrera y ver que el talento y las ganas sobran, contrastando con el escaso apoyo de todos los sectores.
Vivir de cerca una válida del campeonato nacional de velocidad dentro del autódromo de Tocancipá, es tener la oportunidad de disfrutar en todo su esplendor de esta emocionante modalidad del motociclismo deportivo. La cita más reciente fue el pasado 18 de agosto y más de 180 corredores arribaron hasta el circuito capitalino, provenientes de muchos rincones del país, cubriendo largas distancias y haciendo muchos sacrificios para poder estar presentes, ya que ningún piloto quiere perderse una carrera en la única pista que tiene este país, un escenario mágico, que brinda un alto nivel de seguridad y donde se viven las carreras de la manera más intensa y espectacular.
Por supuesto La Revista DE MOTOS no podía faltar a la cita y tres días antes de la competencia salíamos desde Medellín para meternos de lleno en el autódromo y preparar este artículo que teníamos pendiente desde hace tiempo y que esperamos les guste.
John Jairo Londoño ganó con ventaja en 150cc
Las carreras en moto comenzaron casi desde el mismo momento en que se fabricaron los primeros vehículos de este tipo, esto además de servir para saciar la sed de velocidad que siempre ha cautivado al hombre, permitió el rápido desarrollo de las máquinas y les dio a los fabricantes una muy buena publicidad que finalmente se traducía en ventas. De esta forma la competición fue creciendo y al mismo ritmo la moto se hacía más popular entre la gente que asistía a las carreras para ver a sus pilotos favoritos jugarse la vida en improvisadas pistas o en carreras de largo aliento que fueron muy populares a comienzos del siglo pasado.
Colombia no fue indiferente ante esto y nuestro país cuenta con una gran tradición en este deporte que se remonta muchas décadas atrás, cuando se disputaban famosas carreras como la Vuelta a Colombia, por allá en los años 50 y 60, donde las carreteras destapadas y nuestra dura topografía montañosa se encargaban de poner a prueba la resistencia de máquinas y pilotos. Luego en los 70 llegó la época del Ricardo Mejía, un circuito que se construyó en la capital y del que se decía que era uno de los mejores de Latinoamérica, allí se vivieron intensas carreras en pleno apogeo de las motos japonesas y el motociclismo gozaba de una excelente imagen. Con la llegada de los 80’s abrió sus puertas Tocancipá, una pista que reemplazó al Ricardo Mejía cuando este fue absorbido por el desarrollo urbanístico de Bogotá y allí se concentró toda la actividad a motor, dejando muy poco espacio para las motos, pero esto no impidió que en otras ciudades se viviera un auge impresionante de carreras que se disputaban en circuitos callejeros o en cualquier lugar que sirviera como pista, como sucedía con las carreras de montaña que se hicieron muy populares y así fueron pasando los años, mientras surgían proyectos de pistas que nunca pasaron del papel y la velocidad se fue estancando limitada por la falta de escenarios, de apoyo y en algunos casos por leyes que prohibían las carreras en algunas ciudades. Pero nada de esto ha logrado acabar con la pasión que despierta la velocidad y actualmente contamos con bastantes pilotos, algunos incluso compitiendo y ganando en el exterior, y a pesar de que los medios son muy limitados y el patrocinio difícil, todavía podemos disfrutar de excelentes competencias y nos damos el lujo de ver en cada válida hasta 10 categorías en acción, que van desde las Scooters hasta las Superbikes, abarcando todas las cilindradas para motos refrigeradas por aire y agua, con máquinas preparadas y hasta motos de calle.
Alejandro Cadavid #14 se la juega toda por fuera tratando de superar a John Edwin Carmona
Un fin de semana en Tocancipá
Tres días antes de la competencia, después de disfrutar un delicioso viaje en moto por la vía Medellín – Manizales – Bogotá, arribamos al autódromo de Tocancipá, un trazado de 2.725 mts. ubicado al norte de la capital, muy cerca del municipio del cual toma su nombre. Esta pista que tiene 21 años de haber sido fundada, se caracteriza por tener un trazado muy técnico, con curvas lentas, rápidas y una recta de 556 metros donde las motos más veloces logran una velocidad punta de 220 km/h justo antes de la frenada. El factor más crítico en esta pista es la altitud que supera los 2.600 metros sobre el nivel del mar penalizando bastante el rendimiento de los motores por la falta de oxígeno y a esto hay que sumarle que esta ubicada en una zona en la que constantemente caen lloviznas leves que apenas humedecen la pista o parte de ella mientras el resto permanece seco y a veces hasta soleado, pero con todo esto sigue siendo el mejor lugar que tenemos para hacer carreras y todos los pilotos esperan con ansias cada válida que se programa en este circuito, aunque sólo se abra para las motos máximo dos veces por año.
En esta Yamaha TZR 250, José Libardo Suarez ganó la categoría libre
Ese día sólo unos cuantos pilotos de Bogotá y del Valle estaban girando en la pista, aprovechando una tarde soleada para poner a punto las máquinas y para calibrar sus tiempos de cara a la competencia del domingo, pero la verdadera acción comenzó al día siguiente, a medida que la pista se fue llenando con las delegaciones provenientes de muchos rincones del país.
El cansancio se hacía palpable después de muchas horas de carretera y sobretodo se notaba en los rostros de aquellos que habían viajado en el platón de las camionetas junto a sus motos o en camiones contratados por algunas delegaciones, pero cualquier sacrificio o cansancio se olvidaba al cruzar la reja que da paso a la pista, y sin perder tiempo pilotos y acompañantes comenzaban a trabajar como hormigas, descargando las motos, la herramienta y todos los pertrechos necesarios para poner la moto en pista.
Una llovizna típica de la zona mantuvo las motos quietas durante la mañana, tiempo que algunos aprovecharon para darle un repaso completo a las máquinas mientras otros nos dedicábamos a disfrutar del ambiente y a contemplar las hermosas máquinas de algunos pilotos que estaban realmente espectaculares, en especial las Ducati 748 RS último modelo que se perfilaban como las candidatas a dominar en la categoría supersport.
Martín Cárdenas ganó en 200cc agua
La pista se secó casi a medio día y de inmediato comenzaron a salir los primeros pilotos, el objetivo después de haber ajustado carburación, era encontrar el ritmo que les permitiera marcar los mejores tiempos, algo que resulta muy fácil para algunos pilotos y que a otros les cuesta bastante trabajo en la pista mientras encuentran las líneas ideales de carrera, los puntos de frenada y las relaciones que les permiten entrar mejor a las curvas y salir más rápido de ellas, todo esto se va reflejando en el cronómetro a medida que avanza el tiempo y se nota en el rostro de los pilotos, algunos con cara de frustración y otros que llegan con una sonrisa de satisfacción que dice todo.
Nosotros también hacíamos lo nuestro cámara en mano, corriendo de un lado a otro de la pista, concentrados en buscar los mejores ángulos y tratando de captar toda la acción en imágenes, pero cuando llegaba el momento en que salían a entrenar las motos de calle, cambiábamos la cámara por el casco y nos subíamos a la moto a disfrutar la oportunidad de salir a dar unas cuantas vueltas y de sentir en carne propia la experiencia, aprovechando los encuentros con motos similares para medir las capacidades.
El día de la verdad
Llegó el domingo y la tensión se fue haciendo palpable en muchos pilotos a medida que se acercaba la hora de salir a la pista, algunos que habían viajado la noche anterior, como los del Huila y Garzón se quedaron con las ganas de entrenar pues ese día no fue permitido rodar en la pista, cosa que tomo por sorpresa a otros pilotos que sólo habían podido dar unas cuantas vueltas al circuito con los últimos destellos de luz el día anterior.
El piloto bogotano Camilo Matiz ganó ambas mangas ensuperbike
Con las tribunas más llenas que de costumbre, aunque vacías si se compara con la afición de otras ciudades y un día nublado comenzó el verdadero festival de adrenalina y velocidad, el principal atractivo fue la categoría supersport, donde se concentraron las figuras más importantes de la velocidad nacional, sobre imponentes máquinas de última horneada como las Ducati 748RS de Andrés Pérez y Carlos Macías, la Yamaha R6 del «Pato» Gustavo Velasco o la espectacular Suzuki GSXR 600 de Santiago Villa, entre otras.
En carrera, el «Pato» sacó a relucir todo su talento y con una moto menos potente que la de sus adversarios, logró imponerse en ambas mangas, de manera magistral, dictando una cátedra de frenadas al límite, con las que mantuvo a raya al mundialista Carlos Macías, que en su Ducati 748 con una caballería superior lo pasaba en la recta principal y justo al final veía incrédulo, como «El Pato» lo superaba de nuevo exprimiendo la recta al máximo y con unas frenadas de infarto. Sin duda un banquete para la retina, que se repitió vuelta tras vuelta.
En superbike, con pocas motos en acción, Santiago Villa salió decidido a ganar, corriendo con una grave lesión en la rodilla derecha, pero en su camino se cruzó el bogotano Camilo Matiz, que lo escoltó durante toda la carrera en la segunda plaza, para tomar la punta en la última vuelta, historia que se repitió en la segunda manga. Sin embargo hay que aclarar que la moto de Camilo era una Ducati 996, de lejos más potente que la Suzuki 600 de Santiago Villa.
Las Yamaha TZR 250, volvieron a demostrar que son las reinas en la categoría libre hasta 550cc y el piloto del Valle José Libardo Suarez supo mantenerse en punta, administrando sin problemas una pequeña luz que logro sacarles a Fabian Lopera y a Jorge Grisales sus perseguidores más cercanos, cruzando la meta en este orden.
La categoría 115cc para motos de serie atrae a mucho pilotos y brinda un excelente espectáculo al ser una de las más reñidas
Las ligas menores
Y si en supersport el espectáculo fue inolvidable, en las demás categorías ni que decir. La monomarca RX 115, que se corre con motos de serie, tuvo una nutrida participación de pilotos y una lucha codo a codo entre cuatro pilotos que estuvieron intercambiándose la punta durante toda la carrera, pero al final el triunfo fue para Fredy Jurado de Santander.
Otra categoría que resultó muy interesante fue la de 150cc para motos refrigeradas por aire, en la que se impuso con autoridad el piloto del Valle, John Jairo Londoño, que defiende el título conseguido el año anterior en esta misma categoría sobre una Yamaha RX que se mostró muy rápida y confiable dentro del autódromo.
El paisa John Edwin Carmona con su Yamaha Calibmatic #2 fue el vencedor en los 200cc aire, tras una intensa carrera en la que estuvo luchando todo el tiempo contra Alejandro Cadavid «Catorce» y Martín Cárdenas, que al final lo escoltaron en la meta.
Aquí vemos en acción a Felipe Ramírez y su R1
En la categoría 200cc refrigeradas por agua, que normalmente es dominada por las Cagiva Mito, vimos esta vez al piloto antioqueño Martín Cárdenas imponiéndose con autoridad sobre una Kawasaki Victor que todo el fin de semana fue la más rápida en la pista y que en carrera se mostró muy efectiva desde la misma salida. Otro piloto que se destacó en esta categoría fue Alejandro Cadavid, más conocido como «Catorce» que cruzó segundo la meta.
Lo novedoso
Con más de 40 pilotos se disputó la categoría promocional (ver recuadro «Sólo para gomosos»), que fue dividida en superbike y sport. Esta fue una excelente oportunidad para novatos y aficionados que corrieron con sus motos que usan en la calle. Los ganadores fueron Felipe Ramírez y David Restrepo.
La otra novedad fue la categoría de scooter, en la que corrieron pilotos como Carlos Macías y Gustavo Velasco, que acostumbrados a sus máquinas de 100 caballos, se veían graciosos al pasar a 70km/h por la recta principal.
Carlos Macías se subió a una Peugeot y corrió en scooter, aunque lo hace mejor en su Ducati de 120 caballos
La próxima es en Medellín
La tarde se fue volando y cuando menos pensamos todo había terminado y sólo faltaba la premiación para cerrar oficialmente el evento. Para los pilotos llegaba la hora de emprender el regreso a casa, unos pocos con la alegría de haber ganado y los demás con la satisfacción de haber participado y con la ilusión de regresar nuevamente.
Ahora el campeonato nacional sigue en Medellín donde se disputará la tercera válida nacional. La fecha todavía no ha sido confirmada y la pista tampoco, pero apenas tengamos estos datos confirmados los tendremos aquí para que estén pendientes y no se pierdan esta carrera.
La pasión por la velocidad
La velocidad tiene algo que siempre ha cautivado al ser humano, nuestro cuerpo es una máquina de sensaciones que responde al estímulo de ir rápido liberando sustancias que nos hacen sentir una mezcla de placer y euforia que se hace irresistible para muchos de nosotros y que nos mueve a buscar nuevas fronteras y mejores sensaciones cada vez, por eso cuando descubrimos que la moto es como una especie de montaña rusa capaz de producir sensaciones mejores que la misma velocidad, no podemos resistirnos ante la tentación de exprimir a fondo el acelerador, para sentir la velocidad y la aceleración que se combina con las curvas y con el desafío al equilibrio que supone ir sobre dos ruedas y que inunda nuestro cuerpo con esas sustancias mágicas que nos hacen sentir que estamos más vivos que nunca.
Desde los pits
Mientras en la pista las máquinas son exprimidas al máximo buscando esos segundos que hacen la diferencia en carrera, en la zona de pits el ritmo no es menos frenético y los mecánicos, que muchas veces son los mismos pilotos, se dedican a cuidar que todo en las motos se encuentre en perfectas condiciones para cuando llegue la hora de la carrera.
Algunos equipos, sobretodo en las categorías mayores, se dan el lujo de llevar verdaderos talleres equipados con todo lo necesario para trabajar en las motos, que incluyen bancos de trabajo, compresores, herramienta suficiente para desarmar y volver a armar completamente las motos, por supuesto mecánicos que se conocen las máquinas al derecho y al revés y en algunos casos hasta tienen computadores que analizan los datos recogidos en pista por sistemas de telemetría instalados en las motos. Todo este despliegue contrasta con lo que se vive en las categorías de menor cilindrada, donde se trabaja en el suelo y muchas veces con herramienta prestada, haciendo todo tipo de reparaciones con más ingenio que recursos, pero eso no impide que todos disfruten al máximo mientras trabajan en pits ni afecta el ambiente de camaradería que se hace palpable de inmediato y en el que muchos comparten sin egoísmo sus conocimientos y experiencia, dejando la rivalidad exclusivamente para la pista. Todo esto le da un sabor especial a esta área del circuito.
Caucho a precio de «oro»
En muchas categorías del campeonato nacional, el reglamento permite correr con llantas lisas o “slicks” especiales para competencia y la diferencia entre usarlas o no, puede significar uno o dos segundos por vuelta. Pero su elevado costo hace que muchos pilotos deban correr con llantas de calle y buscar esos segundos por otro lado.
Un juego de “slicks” cuesta aproximadamente un millón de pesos si estamos hablando de una moto pequeña como una Victor o una Mito y si se trata de una superbike la cuenta se sube al doble o más dependiendo del tipo de llanta y la marca. Pero inversamente proporcional al costo es la duración que en las motos más potentes ronda las 50 vueltas a ritmo de carrera, distancia que se cubre fácilmente en un día de entrenamientos.
En Tocancipá la mayoría de las curvas son hacia la izquierda y esto hace que las llantas se degraden muy rápido por este lado, mientras el otro permanece casi intacto. En casos de emergencia y como último recurso, algunos pilotos giran las llantas aprovechando el lado que todavía esta bueno para entrenar y le exprimen de esta forma hasta la el último gramo de caucho a su inversión.
La magia de una pista
Una pista es como un imán que atrae a los fanáticos de la velocidad, algunos se contentan con ver desde las tribunas, pero lo mejor sin duda alguna es salir a disfrutar todas las sensaciones en carne propia. No importa que tan rápido sea uno, ni en que moto se ruede, lo importante es vivir la experiencia desde adentro y esto es lo que motiva a la gran mayoría de los pilotos que vienen desde zonas muy apartadas del país y hacen largos viajes por el simple placer de correr en el autódromo.
Nosotros no fuimos ajenos a ese magnetismo que tiene una pista y en más de una oportunidad cambiamos la cámara por la moto y nos fuimos a girar mientras entrenaban los pilotos de la categoría de calle. Dimos varias vueltas sobre una Suzuki Freewind que se mueve muy bien, también estuvimos rodando en una Yamaha R1 que ya es un aparato de respeto y por último nos subimos a una de las Victor con carenaje del equipo Shell Advance – Kawasaki, que fueron la principal atracción en la categoría 200cc refrigeradas por agua. Fueron unas 30 vueltas al circuito de 2.725 metros, manteniendo un ritmo lento en comparación al de los pilotos expertos, pero suficiente para hacer fluir la adrenalina de un motociclista que normalmente rueda en carretera abierta.
Sólo para gomosos
Para motivar a nuevos pilotos, desde hace unos años se viene corriendo la categoría de motos de calle, en la que compiten pilotos novatos en su mayoría y las máquinas no requieren mayor preparación, sólo es cuestión de quitar algunas cosas y ya están listos para salir a la pista a disfrutar.
En esta oportunidad había más de 40 máquinas de todos los tipos, con un buen surtido de deportivas de media y alta cilindrada, motos doble propósito y una que otra R1 o Ducati, que eran las favoritas.
Desde el viernes estuvimos girando con ellos sobre la moto en la que habíamos viajado desde Medellín y de tanto montar nos entraron las ganas de correr. La idea era aprovechar esto como una experiencia periodística que luego compartiríamos con ustedes, pero por no cumplir con algunos requisitos del reglamento como estar inscritos a una liga y pertenecer a un club, no nos dejaron participar. Algo absurdo si pensamos que se trata de una categoría que precisamente lo que busca es atraer gente nueva, aficionados que nunca han corrido y que en muchos casos no van a cumplir estos requisitos.
Finalmente nos dedicamos a disfrutar la carrera desde afuera, viendo como la Ducati y la R1 se alejaban del resto a un ritmo que no parecía precisamente de novatos y haciendo gala de una técnica muy desarrollada, más atrás estaba el lote de las CBR y las Ninja que se mezclaban con varias máquinas de enduro de cuatro tiempos, que a última hora fueron anexadas a esta categoría y que rodaban muy rápido calzando llantas de 17 pulgadas, después venían las XT 600, Freewind y los pilotos menos experimentados que se dedicaron a disfrutar de la carrera a su ritmo y sin arriesgar el pellejo.
Trabajo de equipo
El Team Shell Advance Kawasaki es otro ejemplo de los frutos que se consiguen uniendo fuerzas, este equipo conformado por los pilotos antioqueños Juan Diego Giraldo y el “Patto” Juan Patricio Molina, llegó hasta Tocancipá con 2 Kawasaki Victor muy bien preparadas para correr en las categorías libre y 200cc agua.
Lo que más llamó nuestra atención y la de muchos de los asistentes al autódromo, fue la impecable presentación de sus máquinas, a las que acondicionaron unos llamativos carenajes realizados por ellos mismos para cumplir una función aerodinámica y sobretodo publicitaria destacando la imagen de sus patrocinadores. Con este mismo objetivo mandaron a confeccionar unos trajes de lycra que se colocaban encima de sus trajes de cuero y que también les servían para destacar la imagen de Shell y de Kawaski, logrando un efecto visual que resulta muy atractivo para el público y para las cámaras, y que es precisamente lo que todo patrocinador espera recibir a cambio.
El Team Colombia esta conformado por Andrés Pérez, Carlos Macías y Santiago Villa tres pilotos de Bogotá que unieron fuerzas para lograr su objetivo de correr en Estados Unidos dentro del campeonato CCS de la Florida y algunas válidas del campeonato AMA, uno de los más competitivos del mundo. Su trabajo en equipo ha rendido buenos dividendos y se han convertido en los pilotos nacionales con más victorias en el exterior, sumando 27 triunfos en Estados Unidos y un título en la categoría Supertwin conseguido por Andrés Pérez en el 2001.
Este año han representado a nuestro país en las 200 millas de Daytona, en Road Atlanta, en Pikes Peak y en el circuito de Moroso, y entre sus logros también hay que destacar los 4 títulos nacionales de Carlos Macías en superbike, el último conseguido en Venezuela, además su participación en el mundial de superbike en el 99 donde logró sumar puntos en una de las válidas, Andrés Pérez también ha sido campeón nacional en superbike y Santiago Villa fue campeón nacional en supersport en el 2000 y en superbike el año pasado, pero además ha ganado dos títulos en el campeonato nacional de pikes de 1/4 de milla.
Junto a su excelente trabajo en pista, han tenido que dedicarse a difundir su trabajo entre los medios y esto les ha servido pare tener el apoyo de algunos patrocinadores, entre las cuales están Capill France, Ciclon Energy Drink, Dynotek, Coldeportes y el I.D.R.D.
Texto y fotos: Juan C. Posada
Edición 35
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