Royal Enfield sigue dando mucho de qué hablar, ahora el turno es para su nueva creación de 350cc concebida para brillar en las ciudades. La Hunter 350.
Hay experiencias en la vida que están marcadas por la incertidumbre y este viaje fue una de ellas. A menos de 48 horas de iniciar un largo camino rumbo a la capital de Tailandia, yo no sabía dónde estaba mi pasaporte, solo tenía claro que venía en algún envío exprés desde Lima, donde a última hora le habían estampado la respectiva visa, indispensable para poder viajar a este país del sudeste asiático.
Contra todo pronóstico y corriendo contrarreloj, la gente de Royal Enfield se empecinó en lograr el objetivo de obtener la dichosa visa y estando en la fila del aeropuerto, el preciado documento llegó a mis manos. Bangkok me recibió dos días y tres vuelos después, a media noche y con un calor húmedo muy parecido al de muchas zonas de Colombia en las riberas del Magdalena.
Si me había impresionado esta mega urbe infinita vista desde la ventanilla del avión, el trayecto al hotel, por una autopista elevada donde el conductor no bajó de 120 km/h en algo así como 40 minutos, terminó de dejarme con la boca abierta. Y esto apenas comenzaba…
Al día siguiente, fueron bastante considerados con los periodistas que veníamos del otro lado del mundo y nos dieron muchas horas libres para descansar, lo cual obviamente no hicimos. Por más que el hotel era increíble, con las sábanas y las almohadas más deliciosas que puedan imaginar, había que salir y ver un poco de esta agitada ciudad donde viven cerca de 15 millones de personas y cuya superficie ocupa ¡1.600 km cuadrados!, casi lo mismo que mide el Quindío.
Ese día en la tarde, después de visitar un par de templos budistas de una belleza aturdidora, pudimos conocer en detalle la razón por la que nos habían llevado hasta tan lejos. Se trataba del lanzamiento mundial del tercer modelo que usará el nuevo motor de 350cc, que ya conocemos de la Meteor y por lo que nos contaron sus creadores, la nueva integrante de la familia será una ficha clave en el mercado que Royal busca atacar en adelante, apuntándole a la gente más jóven, por ello este modelo tiene la misión de cazarlos, talvez de ahí su nombre.
A primera vista podría pensarse que es una Classic (de las nuevas) con un trabajo estético. Pero no. Se trata de una moto nueva, con un chasis diferente que se diseñó expresamente para la ciudad, buscando agilidad, maniobrabilidad y seguridad en un entorno lleno de situaciones difíciles, con la idea de que sea divertida en el uso diario y que al mismo tiempo de mucha confianza y responda de manera muy intuitiva.
El diseño no defrauda. Fiel al carácter de Royal se decanta por líneas muy clásicas, que se diferencian de toda la competencia, pero mezclando toques actuales, cómo sus gráficos, colores, rines de aleación, ruedas de 17 pulgadas y un escape negro con un silenciador muy corto, cuyo sonido no decepciona para nada, ni le permite pasar desapercibida. En cuanto al motor, es el mismo de la Meteor y de la nueva Classic, pero cambia la puesta a punto de la inyección y encendido, buscando una aceleración más rápida, para darle ese toque extra de “picante” que atraiga al público más jóven. Y también a los más grandecitos, o a quién no le gusta sentir una buena aceleración? Junto con la moto, Royal presentó un paquete de accesorios originales, que incluye elementos de protección, retrovisores en aluminio, un asiento y cola diferentes, direccionales LED, maletas, espaldar, parabrisas, tripper (navegador paso a paso) y seguramente vendrán más piezas a complementar el catálogo que será un buen punto de partida para proyectos de personalización, en una moto que invita a la creatividad.
De precios para latinoamérica nada se dijo, tampoco de cuándo la tendremos disponible, pero sí nos dieron a entender que su valor estará por debajo del precio de la Meteor, lo cual da una idea de por donde va el agua al molino. Y seguramente 2023 será el año en que podremos disfrutar de ella en nuestras tierras.
El plato fuerte
El día dos también hubo tiempo para perderse un poco en la ciudad, continuar el tour de templos, además compartir con los colegas del continente. Brasileños, argentinos, mexicanos y colombianos conformábamos el grupo latino, dejando ver la importancia que tiene nuestra región para Royal en sus planes actuales y futuros. De eso precisamente pudimos hablar con las dos cabezas de la marca en una entrevista que nos concedieron, que se sintió más bien como una amena charla de motociclistas. Y es que los capitanes de esta marca, los señores Siddharth Lal y B. Govindarajan, a quien todos llaman “Bigar” (por sus iniciales BGR) siempre tienen listo el casco, la chaqueta y los guantes para subirse a las motos en cada oportunidad que haya, por eso al hablar con ellos de inmediato hay “feeling”, se nota que sienten y vibran con este tema al igual que nosotros. Luego de la entrevista, donde nos dieron a entender que vienen bastantes sorpresas en un futuro y que la salud de la marca está en inmejorables condiciones, se venía el verdadero plato fuerte de este viaje, una rodada nocturna para conocer la Hunter por las calles de Bangkok hasta bien entrada la madrugada.
Verdadera locura
En muchos años asistiendo a este tipo de lanzamientos era la primera vez que me tocaba algo así, nunca una marca me había dejado rodar de noche en un lanzamiento y mucho menos en medio del tráfico de una de las capitales más grandes de Asia, en una moto desconocida y donde además se maneja por la izquierda. Lo positivo era que iba a estar muy despierto gracias a las 12 horas de diferencia con Colombia, ya que para mi cuerpo, recién aterrizado del otro lado del mundo, era pleno día. Dicen por ahí que desde el desayuno se sabe cómo va a ser la comida. Pues desde que nuestro piloto guía giró en la primera esquina al salir del hotel ya se hizo claro que lo que nos esperaba esa noche eran fuertes emociones.
Yo no había ni empezado a ubicarme en la moto cuando ya iba a más de 80km/h por una vía de 4 carriles colándome entre carros como un loco. No había opción, era esto o quedar rezagado del grupo y perderme en semejante selva de cemento, pues ni mapa, ni GPS teníamos. Después entendí que todo era parte de un plan muy bien orquestado.
Llegamos a la primera luz roja, bastante larga por cierto y lo que pensé sería tiempo para asimilar un poco la moto, y organizar las sensaciones, se me fue peleando con una GoPro nueva que se negaba a funcionar correctamente. Mi cerebro estaba a tope, la cámara, el tráfico, la izquierda, ojo a los perros, las scooter que parecían dragsters, los inmensos edificios brillando, demasiados estímulos juntos y todo volvió a moverse a mucha velocidad cuando la luz pasó a verde.
Verdadera felicidad
Poco a poco empecé a notar que no paraba de reírme, y no era una risa nerviosa, al contrario era una risa de verdadera felicidad. Empecé a darme cuenta que hace mucho no me divertía tanto en una moto, que la Hunter venía haciendo lo suyo perfectamente desde el primer momento, ni siquiera tuve que adaptarme a ella, no hubo tiempo, solo me enfoqué en no perder de vista a Steve Randall, ese era el nombre de nuestro guía, un inglés que hace parte del equipo de desarrollo de Royal hace unos años, a quien conocí en la presentación de la Interceptor y que es famoso en el Campeonato Británico de Superbikes por preparar motores de carreras. La Daytona 675 que barrió en Tocancipá años atrás, con Pelesiño y Santiago López a sus mandos, tenía por dentro su veneno. Quien haya visto y oído esa moto nunca olvidará de lo que hablo, tremendo cañón!
Pero me desvié a otro tema. El caso es que a medida que me fui relajando y me olvidé de la GoPro, que al final captó lo suficiente para ilustrar un video que da fe de lo que les cuento, empecé a ser consciente de la buena moto que tenía entre mis piernas, lo ágil, preciso e intuitivo de su chasis, la buena aceleración de su motor, que sin presumir muchos caballos podía subir la velocidad a un ritmo delicioso, sin vibraciones, con una sabrosura de caja que funciona como cuchillo caliente en mantequilla y un embrague muy suave, los frenos hacían su tarea de manera impecable y por si las moscas contaba con un ABS en ambos ejes, que solo entraba en escena cuando realmente era necesario, el resto del tiempo me dejaba disfrutar del buen tacto de ambos discos de 300mm.
Las suspensiones, totalmente convencionales, no le perdían el ritmo a las irregularidades del camino y en complicidad con las ruedas de 17 pulgadas, medida muy acertada para poder disfrutar de muy buenas opciones de caucho, me daban toda la confianza para seguir el ritmo de Randall, que iba como poseído, era como si le hubieran dicho: no se deje alcanzar de nadie. En algunos tramos íbamos a fondo, exprimiendo la quinta al nivel del mar y el velocímetro pisaba los 125km/h. A ese ritmo todo se mantenía bajo control. Con una sensación de seguridad que está más del lado de las motos grandes que de las pequeñas.
Es seguro que la Hunter no va a ser la más rápida, aunque su velocidad es más que suficiente para el entorno urbano y escapadas a carretera, tema que nos quedó faltando en esta prueba y donde se debe comportar muy bien trazando curvas y acelerando con ese buen torque.
Pero a falta de un buen tramo de carretera, nos dieron la oportunidad de dar unas vueltas en un circuito de karts, donde la Hunter terminó de convencerme.
Y sin temor a equivocarme puedo decir que Royal volvió a acertar, esta vez con una moto más liviana en comparación con sus otros modelos, que pesa 181 kilos con el tanque lleno, lo cual sigue siendo un número importante, pero una mejora a considerar.
One Night in Bangkok
Esa noche hubo de todo, entramos por callejones oscuros donde las luces halógenas probaron su efectividad, nos tocó piso mojado, vías rápidas, se cruzaron perros, volé en varios puentes que parecían rampas, de ello puede dar fe Daniel Fernández que vio mi moto botando chispas al aterrizar en un par de vuelos, al final no sabría cómo hacer una mejor prueba que esta locura en la noche de Bangkok.
Aspectos negativos…
Eso tendrá que esperar al día en que la moto esté en nuestras manos por varios días, posiblemente la adrenalina me afectó el juicio esa noche, fue tanta que se me hizo difícil encontrar aspectos que no me gustaran, más bien al contrario la moto me encantó, su estética, su tablero básico que dice todo pero no distrae, su carácter diferente a todos los clones actuales de formas afiladas y abundantes tapas plásticas, la sensación de ese motor de carrera larga pleno de torque y en especial su sonido, de lo mejor que tiene. A su lado la mayoría suenan como gatitos maullando frente al rugido de un león que se prepara para iniciar la cacería.
Antes de despedirnos, los dejamos con el video de nuestra prueba en Bangkok. DM
1 Comentarios
Excelente revista toda la vida de esta la e estado siguiendo gracias por todos estos artículos que nos traen en cada publicación un gran saludo