La gran pregunta que rondaba mi cabeza aquel día en la mañana era si la recién llegada 310, que pronto estaría en mis manos por tres días, sería digna portadora de estas letras. Así que la respuesta sobre la BMW G 310 GS, está en estas líneas.
Las GS nacieron en 1980 cuando la primera versión de 800cc vio la luz, era la R 80 GS. Cuatro victorias en el Rally París Dakar, durante los primeros años de aquella década, dejaron claro que se trataba de una moto nacida para la aventura.
Luego con el paso del tiempo la cilindrada fue subiendo con versiones de 1.000, 1.100, 1.150, hasta llegar a las actuales GS de 1.200cc, al mismo tiempo que el motor bóxer no paró de evolucionar, pasando de una mecánica muy básica a la actual refrigerada por agua y asistida por una electrónica muy avanzada.
Pero la BMW G 310 GS que ocupaba mi mente ese día, aunque también lleva el emblema de la marca alemana en su tanque, proviene de otro mundo. Su origen, como ya muchos sabrán, es India, donde BMW puso en marcha hace años un plan para desarrollar modelos de menor cilindrada, gracias a un convenio con TVS Motor, quien es la encargada de producir la más pequeña de esta familia de curtidas aventureras, al igual que su hermana la G 310R, de estilo más deportivo, que ya estuvo en nuestras manos (Ed. 145).
Para todo aquel que se ha untado un poco en este mundo de las motos, las letras GS son sinónimo de aventura cuando hablamos de una BMW. Decir GS es hablar de máquinas pensadas para viajar largas distancias por todo tipo de carreteras.
Como buena portadora de las letras GS, la 310 se defiende muy bien en los terrenos malos.
Con apenas tres días para probarla, lo que hice al recogerla fue amarrar un morral con algo de equipaje y tomar la salida más rápida de Medellín en busca de carreteras donde pudiera sumar kilómetros para sentirla en diferentes terrenos y condiciones. La ciudad no me la puso fácil, era casi medio día cuando dejé la tienda de BMW y las calles hervían con cantidad de vehículos de 2, 4 y más ruedas que se disputaban cualquier pequeño espacio, en esa guerra cotidiana en la que se convirtió la movilidad, o más bien la “inmovilidad”.
Con el afán de evitar la hora pico, no tuve tiempo más que para hacer una inspección de seguridad básica a la moto, cuadrar espejos, asegurar la maleta sobre la generosa parrilla, subirme a la moto y salir. La idea era detenerme a las afueras para poner combustible y tomarme algo de tiempo para observarla en detalle, pues era la primera vez que la tenía frente a mí.
En nuestra ruta con la 310 nos quedó claro que se trata de una moto muy versátil, con la cual se puede disfrutar en todos los entornos.
En medio del tráfico comprobé algunas cosas interesantes, la comodidad del puesto del piloto fue la primera. Una postura relajada, un asiento muy confortable y unos comandos bastante suaves ya dejaban claro que las cosas serían muy agradables en los cerca de 500km que rodaría ese día. Otro aspecto positivo, que se hizo evidente mientras avanzaba lentamente entre semáforos y carros, fue que el motor no emanaba nada de temperatura, o si lo hacía era imperceptible para mí, detalle que había notado meses atrás en su hermana la 310R, con la que comparte el motor y el chasis. Igualmente fue claro que esta moto no la diseñaron para personas de corta estatura, su asiento ubicado a 835mm del suelo no les facilitará mucho las cosas.
Al decir que la GS comparte el chasis y el motor con su hermana de estilo naked, eso significa que son los mismos, sin ningún cambio, ni en los ajustes del motor, ni en la forma como entrega la potencia, ni siquiera en las relaciones de caja. De manera inteligente BMW logró hacer dos motos bien distintas usando la misma base, lo cual seguro les reportará muchas ventajas, no solo a la hora de producirlas, sino también para brindar el servicio postventa.
No esperaba encontrar unas suspensiones tan blandas, especialmente la delantera que se comprime bastante fácil, incluso en las frenadas suaves dentro de la ciudad, eso me costó asimilarlo al principio, pero sobre todo cuando dejé atrás la ciudad y comencé a subir por una carretera de montaña donde las curvas se apoderaron del panorama, de un lado estaba la sensación de ir en una moto bastante liviana y ágil para negociar las curvas, pero del otro lado las suspensiones no me daban la confianza para disfrutar de ella con tranquilidad aprovechando los 35 caballos que genera el monocilíndrico y más aún su excelente torque a medio régimen.
Con el paso de los kilómetros fui asimilando las suspensiones, que poco a poco me fueron transmitiendo la seguridad para disfrutar de las curvas como era de esperarse en una moto de su nivel, entendiendo que a pesar de ser bastante suaves en la primera parte del recorrido, la estabilidad no se ve comprometida, al contrario la moto se deja llevar muy bien en tramos de curvas y se traga prácticamente todo lo que pasa bajo sus ruedas, de manera que pasa casi inadvertido para el piloto, lo cual se traduce en un alto nivel de confort en carreteras en mal estado.
El tablero digital de la BMW G 310 GS es muy nutrido en información.
Aquí se aprecia el comando izquierdo desde el cual puede desactivarse fácilmente el ABS, y abajo el monoamortiguador y el silenciador.
Después de haber rodado su hermana de estilo deportivo, esperaba que las sensaciones de los frenos fueran similares, pero en la GS no se percibe el mismo poder de frenado ni el buen tacto que ofrece la versión R, en parte es entendible cuando pensamos que la GS es una moto que fue diseñada para salir del asfalto, donde un excesivo poder de frenado se puede convertir en un punto en contra muchas veces, pero aunque sus frenos son correctos y el ABS permite aprovecharlos con mucha seguridad, nos quedamos con la sensación de que podrían ser mejores.
Además del diseño y acabados, que son de destacar en todo sentido, lo que más brilla en esta GS es el motor, aunque no precisamente por su sonido, el cual no transmite lo que uno esperaría de una GS, pero esto lo compensa con un excelente desempeño, donde se tiene muy buen torque y una aceleración brillante, que se puede disfrutar a fondo gracias a una caja de seis marchas con relaciones cortas. En ella se puede ir sin problemas a 5.000rpm en sexta y al abrir el acelerador el motor responde de manera contundente hasta más allá de 10.000rpm, alcanzando muy buena velocidad en poco tiempo. Eso permite un manejo muy relajado en carretera, sin tener que estar cambiando todo el tiempo, pero al mismo tiempo da la posibilidad de adelantar fácilmente o recuperar el ritmo cuando nos vemos obligados a desacelerar. Ese mismo buen torque a bajas revoluciones es de agradecer rodando en tráfico lento o en off road, donde la GS se defiende muy bien y donde se agradece no solo la buena respuesta del motor en bajas, sino también el largo recorrido de ambas suspensiones y la suavidad de la que les contaba antes.
En la noche las luces no decepcionan, buena potencia y bien distribuida para mostrarnos la carretera como se debe en una moto de viaje, pero hay algo en la forma como va sujetado el faro que las hace vibrar en cada bache o pequeño resalto de la vía, esto no es tan notorio en vías de buena calidad, pero el primer día me agarró la noche en una carretera de tierra y la luz vibraba tanto que era difícil ver bien el camino.
La información de su tablero es bien completa, igual que en su hermana la R, con la cual comparte el “display” digital que a pesar de ser compacto resulta fácil de leer, ofreciendo lo básico (velocidad, rpm´s, nivel de combustible, contador de kms, indicador de cambios, reloj) y agregando información sobre consumos, promedios, tiempo de viaje, parciales, lo cual puede ser bastante útil en ruta.
Siendo una moto que ya entra en un nivel de precio alto para su cilindrada ($23.990.000) algo esperable por su marca, hubiéramos querido encontrar detalles como luces de parqueo, levas ajustables, cubre-manos o algo tan esencial en una moto de viaje como es el gato central, incluso nos parece que debería incorporar de serie un parabrisas de mayor tamaño, pues el que trae no ayuda mucho en viaje, pero en BMW piensan diferente y algunos de estos aditamentos están disponibles como accesorios.
Fueron un poco más de 1.000km que me permitieron comprobar que los genes GS están presentes en la más pequeña de la familia, de eso no hay duda, es una moto a la que viajar se le da de manera natural, ideal para la ciudad, en la tierra se encuentra muy a gusto, que además ofrece gran comodidad, una buena autonomía (300km) y un bajo consumo de combustible, con promedios que rondan los 115km por galón en uso normal, pero que pueden llegar a 130km o más rodando sin afanes. Respecto al precio, solo puedo decir que el objetivo de BMW nunca ha sido competir en este aspecto, pero a cambio se tiene una exclusividad que para muchos justifica el valor y la seguridad de que se van a divertir mucho en ella sin importar que sea un viaje de todo el día, la salida corta con amigos o el camino a la oficina. DM