Estamos en el mes de nuestro aniversario, por ello hemos querido compartir las Memorias de Una Carrera Épica, un artículo con el que honramos a los pilotos que corrieron en la segunda Vuelta a Colombia en Motocicleta.
Hoy son 65 años de ese hecho histórico, ya han pasado 15 años desde la publicación original de la nota en la Edición 57 del mes de julio de 2005, pero sabemos que no pierde vigencia.
Una carrera épica
Hace 50 años se llevó a cabo la Segunda Vuelta a Colombia en Motocicleta. Hoy queremos rendir un pequeño homenaje a todos los que escribieron esa magnífica historia.
Se inició hoy lunes, en la capital de Caldas, la Segunda Vuelta a Colombia en motocicleta, en la cual estarán presentes corredores de todos los departamentos jugándose la vida en lo que algunas personas, temerosas de todo cuanto nos rodea, han dado en llamar “aparatos endemoniados”
De este modo señalaba el periódico El Espectador en su edición del lunes 28 de marzo de 1955, el comienzo de uno de los más memorables capítulos de la historia del motociclismo nacional. Ese día, 29 osados pilotos divididos en tres categorías se hicieron presentes en la línea de partida en la ciudad de Manizales para disputar esta impresionante competencia que en aquella época fue todo un acontecimiento en el ámbito deportivo y social.
La carrera, también llamada Circuito Cincuentenario de Caldas, consistió en una prueba de resistencia tipo Raid, divida en varias etapas de un día cada una, en las que pilotos y máquinas viajaban de una ciudad a otra compitiendo contra el reloj.
En la grilla de partida se hicieron presentes corredores de distintas ciudades del país, montados en sus impresionantes y modernas máquinas. La lista incluía nombres que para muchos hoy en día pasan completamente desapercibidos pero que por aquel entonces acaparaban los titulares de la prensa nacional y eran invitados de honor en programas radiales y en los más variados eventos sociales. Algunos de los corredores fueron: en la 1ra categoría de 500 a 1200cc. Augusto Montoya “El Águila Negra”, Audalices Cifuentes, Edgar Barona y Ali Farkas, en la 2da categoría o 350cc, Darío Castaño, José Pithart y Reinaldo Castro, y en la 3ra categoría o hasta 250cc, Pablo Estrada, Clover López y Rodolfo Díaz.
Estos valientes se aventuraron a correr por las entonces precarias carreteras nacionales, montados en sus Norton , BMW, Triumph, Victoria, CZ, motos que si bien por aquellos días eran lo último, hoy provocarían escalofrío a cualquiera si le propusieran realizar un viaje similar, con el atenuante de que lo hicieron marcando tiempos que muchos hoy en día envidiarían.
Para hacernos a una idea, vamos a copiar los cronos registrados por el piloto Darío Castaño, quien a bordo de una Victoria 350cc, fue vencedor absoluto de su categoría. La primera etapa de la competencia se disputó entre Manizales y Medellín, ese día recorrieron 253km en 4h 57´15´´; al día siguiente los corredores salieron de la capital de la montaña y se dirigieron rumbo a Pereira en una etapa de 274km recorridos por el Sr. Castaño (quien llegó en tercer lugar) en 6h 43´46´´; la tercera etapa se corrió entre Pereira y Cali, fueron 232km para los que Darío empleó 2h 06´04´´, tiempo con el que ganó la etapa. En este punto las tres categorías eran comandadas por pilotos paisas, hecho que fue destacado por la prensa del jueves que resaltó la actuación de los tres líderes: “El Águila Negra” en 500 a 1200cc, Dario Castaño en 350cc y Pablo Estrada hasta 250cc; de igual modo destacó el diario La Patria, la heroica llegada de Ali Farkas quien sufrió una falla mecánica faltándole 3km para terminar la carrera y quien para no ser descalificado empujó su moto hasta la línea de meta a la que llegó cuando restaban solo dos minutos para que concluyera el tiempo oficial de competencia.
El primero de abril, los pilotos volvieron a las carreteras y desde la Sultana se dirigieron hacia Armenia recorriendo 231km en 3h 14´16´´; a la mañana siguiente el recorrido fue entre Armenia y Bogotá. 5h 00´06´´ tardó Castaño en su Victoria 350 para cubrir los 315km de aquel día.
Finalizada la etapa, los pilotos podían aprovechar el tiempo desde el momento de su llegada hasta las 6 de la tarde para tanquear sus motos y efectuar cualquier reparación, pero como señalaba la prensa de aquellos días “el tiempo fue desaprovechado por algunos pilotos quienes debieron efectuar las reparaciones a la mañana siguiente y dentro del tiempo de carrera.”
La última etapa unió a Bogotá con Manizales, el tiempo registrado fue de 6h 22´48´´, pero cuando los corredores llegaron al Alto de Letras se encontraron un derrumbe por lo que debieron esperar a que un tractor despejara la vía. Durante la espera fueron llegando los corredores retrasados y debido a este inconveniente los comisarios de la competencia anotaron el tiempo que perdieron los pilotos para descontarlo al tiempo total, finalmente los corredores tuvieron vía libre y arrancaron en sus máquinas para encontrarse con un nuevo derrumbe a solo dos kilómetros del primero.
El inconveniente fue que aquí no hubo ayuda de ningún tipo por lo que los participantes debieron casi echarse las motos al hombro para pasar sobre el alud de tierra. Una vez al otro lado se dio la largada al pelotón casi completo, esto favoreció al espectáculo y elevó los ánimos de los 20.000 espectadores que les esperaban, pues los catorce corredores que lograron terminar la Vuelta, en palabras de los cronistas de la época “llegaron a la meta con ventaja de rueda, en el más sensacional de los duelos de que se tenga noticia en los anales del motociclismo colombiano”.
Finalizada la carrera, estas fueron las posiciones en la tabla general y los tiempos finales: en la categoría de 500 a 1200cc el vencedor fue Audalices Cifuentes con tiempo de 25h 10´35´´; en la categoría de 350cc el ganador fue Darío Castaño, 28h 24´35´´ y en la categoría 250cc, el ganador absoluto fue Pablo Estrada a bordo de una CZ 150cc.
El evento convulsionó de manera inusitada la vida social de cada una de las ciudades por las que pasaron los corredores, a la orden del día estuvieron las recepciones y los homenajes a los que asistían las personalidades más distinguidas y las familias más prestantes, en los que los pilotos eran tratados como altas personalidades. La prensa cubrió con lujo de detalles cada uno de los pormenores de la competencia, entregando reportes diarios en los que incluía la lista completa de los tiempos y los nombres de los participantes que durante cada jornada debieron retirarse, se ocuparon de seguir a todo el pelotón como si de celebridades se tratara, incluso hubo cadenas radiales que transmitieron las etapas en directo y los periodistas, cuando señalaban a los pilotos no era para culparlos por algún delito (como se ha vuelto costumbre) sino para destacar sus actuaciones, demostrando siempre un franco interés por el bienestar de los pilotos y si no, que lo diga el mismo periódico El Espectador que en el mismo artículo donde reseñaba el inicio de la Vuelta a Colombia concluía de esta forma:
… apenas pedimos al Infinito que regrese a su patria todo el equipo en buenas condiciones físicas, para tranquilidad de sus familias e hinchas y bienestar del deporte antioqueño.”
Texto: Daniel Velandia – Fotos: Familia Castaño
Agradecimiento Especial: Leon Castaño
Darío Castaño comparte una anécdota con su amigo Pablo Estrada, triunfador en la categoría hasta 250cc. Queremos agradecer muy especialmente a Don Darío y a su hijo León por haber puesto en nuestras manos el invaluable material que nos sirvió para revivir esta entrañable hazaña.