Si algo hemos aprendido del Dakar, es que no hay límites para aquellos que desean lograr el sueño de tomar la partida, en esta carrera de locos, y si bien una discapacidad o el género no son obstáculos, parece que ser diabético ya ha dejado de ser un inconveniente a la hora de participar en el Rally.
La historia de hoy llega de la mano de un español, Daniel Albero, quien padece diabetes tipo 1 y aún así cumplió su sueño de estar en Lima y enfrentar 3 especiales de esta versión 100% Perú.
Los planes del valenciano comenzaron hace varios años y su idea era participar en la versión #40, es decir en el 2018, pero no lo fue posible, no solo su enfermedad era un obstáculo también el hecho de ser un piloto privado con recursos limitados, le obligaron a posponer el sueño un año más.
La preparación física y mental, además del palmares exigido por la organización incluyó correr en el Baja Aragón y el Rally de Merzouga (foto inicial de esta nota), algo que demandó un gran esfuerzo económico para este conductor de bus, que en julio del 2018, recibió la mejor noticia del mundo había sido admitido para correr en Perú y su número sería el 135. A partir de ese momento debía conseguir el presupuesto para correr el Dakar, el dinero se había invertido en la carrera de Merzouga y a pesar de la negativa de sus compañeros, Daniel logró el patrocinio justo y llegó a Perú pero sin el presupuesto para la asistencia.
Nada es fácil para los pilotos que se enfrentan a esta carrera, sean privados o de los equipos profesionales, hay muchas cargas que llegan con el equipaje hasta la partida, en el caso de Daniel además de su insulina debió sumar un resfriado una lesión en su muñeca, a causa de una caída poco antes de viajar al continente americano, lo que minó más su estado de salud y finalmente lo llevó a desistir de tomar la partida en la cuarta jornada de esta edición del Rally.
Barreda y Pedrero se despidieron del Dakar en la tercera jornada, pero Daniel logró terminar la especial, lo hizo con un buen tiempo, pero durante el enlace las cosas se complicaron y perdió mucho tiempo lo que lo obligó a hacer el trayecto hasta el campamento a una velocidad promedio entre 30 y 40 km/h, tomándole 11 horas para llegar a su lugar de descanso, pero el frío de la noche en el desierto ya había hecho la tarea y empeoró el resfriado, por lo que se vio obligado a desistir de tomar la salida el día número 4.
Así como Albero cambió un paradigma en este Dakar, Lucas Barón lo hace al ser el primer participate con síndrome de down.
Lo que sacamos de esta, como de las otras historias de este Dakar, es que a pesar de las limitaciones los sueños se pueden lograr y seguro Daniel Albero ya estará listo para volver a enfrentarse al Dakar con su lema «Gas e insulina, que no falte». Lo que nadie podrá quitarle a Daniel es que es y seguirá siendo el primer diabético en correr un Dakar.